“La calidad refleja aquello que hemos dejado de lado en la educación en pos de conseguir números y cifras que nos digan que estamos bien”

En entrevista para la Unidad de Calidad el Investigador de Política Educativa de Educación 2020 realiza su diagnóstico de la calidad en la educación en Chile.

Carlos Figueroa

Carlos Figueroa es Filósofo de la Universidad Católica de Chile. Fue Consejero Superior en la FEUC 2011 y Presidente Centro de Estudiantes Filosofía el 2010. Ha sido ayudante de distintas cátedras de Filosofía UC y de investigaciones académicas. También es miembro de Revolución Democrática. Actualmente se desempeña como Investigador de Políticas Educativas de Educación 2020.

Comenta que la misión Educación 2020 es “Influir en las políticas públicas que tengan que ver con el ámbito de la Educación”. Nos cuenta que inicialmente la fundación partió como un proyecto centrado en el área de la Educación Escolar, pero luego se amplió a preescolar, superior e incluso de adulto posteriormente.
Una de las cosas que nos menciona es que dentro de Educación 2020 no se hacen estudios propios,  sino que Nosotros en general lo que hacemos es recoger distintos estudios y generar una opinión a partir de eso”.

Llegó a trabajar en la fundación a partir de su trabajo como dirigente en el movimiento estudiantil del 2011.  El tema de educación superior fue muy importante y de ahí llegué acá fundamentalmente porque me interesa trabajar en conciencia sobre la educación superior y con una mirada que es la que tiene Educación 2020. Para mí fue muy fácil congeniar con lo que se estaba haciendo acá”, explica Carlos.

A partir de ese momento realiza su trabajo como investigador, principalmente en Educación Superior. Desde este rol nos explica el diagnóstico que hacen de la calidad de la educación en Chile.

¿En qué proyectos has trabajado este tiempo?
En educación superior me ha tocado ver los cuatro proyectos que están en el parlamento que son: financiamiento estudiantil, el de acreditación, la superintendencia y la carrera docente. Formar un poco de opinión sobre eso y obviamente seguir profundizando los puntos de educación superior que tenemos aquí para poder establecer un diagnóstico más acotado para poder llevar a cabo las metas de políticas públicas.

¿Cómo definirías la calidad en la educación?
A mí me gusta mucho el informe que hizo la UNESCO, que define la calidad entorno a siete parámetros, los que encuentro muy interesantes, porque cuando uno analiza las métricas que se utilizan para medir la calidad en Chile son en general en base al SIMCE. Que es una prueba estandarizada que mide conocimientos de lenguaje, de ciencias y de matemáticas lo cual limita ya mucho cómo se percibe esa calidad.

¿Cuáles serían esos 7 parámetros que propone la UNESCO?
Son siete temas que creo yo que deberían integrarse en la percepción de calidad: bienestar físico, social y emocional, cultura y las artes, alfabetismo y comunicación, perspectivas de lectura y cognición, conocimientos básicos de aritmética y matemáticas y ciencia y tecnología.  Me parece que es un punto de partida inicial para empezar a discutir bien qué vamos a entender por calidad y en especial conforme a qué.
Yo creo que es urgente dejar de seguir tomándole la temperatura al enfermo, porque ya sabemos qué es lo que tiene, sino que empezar a darle remedios y que sea un remedio integral a la enfermedad que tiene la educación chilena.

¿Cuál es el diagnóstico que hacen desde Educación 2020 a la calidad en la educación superior chilena?
El diagnóstico que nosotros hacemos, por ejemplo, es que al ingresar a la educación superior,  sólo algunas universidades piden la PSU, incluso otras no la piden, y eso quiere decir que no están haciendo ningún tipo de evaluación sobre el perfil que quieren tener. Nosotros creemos que se debe avanzar a una admisión que considere aptitudes mucho más amplias, el ranking por ejemplo avanza de alguna manera en ese sentido, pero obviamente es necesario avanzar en modelos con requisitos de ingreso de cada carrera, que detecten habilidades, comprensión, vocación. Así también mecanismos de nivelación, para que puedan reforzar y poder terminar la carrera.
Obviamente y por el lado de la fiscalización se necesita una agencia de calidad que realmente regule y establezca estándares de calidad, eso es fundamental.

¿Cómo se puede detectar cuando una institución no entrega una educación de calidad?
No tenemos una opinión definitiva sobre este punto, pero sí creo que hay eventos que permiten decir si hay una educación de calidad o no. Primero, los índices de deserción, si uno no logra mantener a sus alumnos dentro de su universidad algo está fallando, porque se supone que tuvo un requisito de ingreso y según éste debiera ser un predictor. Aquí obviamente hay diferencias si uno compara entre universidades.
En segundo lugar, creo yo, que hay que avanzar hacia pruebas de egreso en ciertas carreras, porque son mecanismos fiables para evaluar si efectivamente se entregó lo que se proponía la universidad. Aunque, obviamente no se pueden hacer pruebas especiales para cada carrera, si se puede evaluar el proceso de aprendizaje finalizado.

¿Cómo se podría fortalecer la calidad de la educación chilena?
En primer lugar, es necesario establecer una agencia estatal que regule la calidad, esto que hayan agencias privadas con ciertos directores que después se van a universidades y luego vuelven a las agencias, porque generan un sistema medio perverso de acreditación de la calidad.

Es necesario en ese contexto avanzar hacia una acreditación única y obligatoria, que establezca estándares mínimos, según los perfiles de cada carrera, porque no es lo mismo evaluar una carrera de Ingeniería Civil que a una carrera como Filosofía o Biología Marina.

¿Qué rol juegan los docentes en la formación?
Es fundamental, pero es difícil concebir hoy día el rol del docente porque en general los profesores son más bien calificados como científicos antes que como docentes y eso dificulta un tanto poder establecer qué tan buenos docentes son. La diferencia en tener un buen o mal docente es radical en la educación superior y también en la escolar.
Hay ciertas habilidades que debiese tener un profesor, por ejemplo poder expresarse oralmente, poder transmitir los conocimientos, que los objetivos que se planteen se cumplan dentro de la asignatura.

¿Qué desafíos detectan ustedes en el tema de calidad en la educación en Chile?
Vemos muchos desafíos en todos los niveles, porque siempre ha sido una deuda pendiente. La calidad refleja aquello que hemos dejado de lado en la educación en pos de conseguir números y cifras que nos digan que estamos bien: tenemos 100% de cobertura, o tenemos tantos puntos en el SIMCE; pero la discusión sobre la calidad nos involucra en una reflexión mucho más profunda, sobre el sentido de la educación y de lo que queremos construir.
Es necesario retomar el debate sobre la calidad en la educación con altura de miras y no poniéndolo como un tema político. Quizás no podemos estar todos de acuerdo, pero hay que discutirlo. Lo que creemos es que no se está avanzando hacia donde la educación debiese avanzar para poder construir una educación integrada, inclusiva, de calidad y pública que sea más potente.

¿Cuáles son los planes de educación 2020?
En primer lugar, trabajar en los proyectos actuales de ley que están en el parlamento. Segundo, queremos influir en la agenda y discusión política en las candidaturas, le fuimos a entregar la ruta de Educación 2020 a todos los candidatos presidenciales y queremos influir en que de alguna manera la discusión se dé en los puntos que nosotros hemos estado promoviendo.
Fundamentalmente, en esas dos áreas  vamos a focalizar nuestros esfuerzos y seguir también aportando a la educación municipal, por medio de nuestro centro de liderazgo educativo donde hacemos un acompañamiento a sostenedores y directores para poder mejorar la calidad de la educación.

E2020

 

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