Calidad en la docencia II

Julio González, miembro del Equipo de Calidad presenta su segunda columna donde reflexiona sobre la calidad en la docencia.

estudiante y docenteSin duda hoy en día la docencia es considerada un proceso integral de transformación del educando, en el cual los docentes son los depositarios de la confianza y los agentes de cambio. En este contexto la calidad de la docencia se logra sí el proceso completo cumple con: las expectativas del egresado, si agrega valor a su desempeño laboral y, si posibilita que el profesional formado sea capaz de aportar positivamente al país.

El docente como agente transformador, debe prestar atención a otros factores que influyen en la calidad de la docencia que imparte, más allá de la gestión que pueda hacer de los indicadores académicos. Primero, el conocimiento de quienes estamos formando: cuáles son sus gustos y costumbres, cuáles son sus vías de comunicación, cómo piensan, cuáles son sus intereses, esperanzas e ilusiones, como se organizan y ordenan su tiempo, de esa forma podremos comprender y encontrar la mejor manera de llegar a ellos con el mensaje.

Las nuevas generaciones de alumnos utilizan la tecnología e informática en todo momento, lo que genera dinámicas en constante movimiento. Sabemos que – actualmente –  la rapidez por obtener la información requerida por medio del uso de motores de búsqueda, determina superficialidad. En muchos casos, el quedarse sólo con los primeros resultados de la búsqueda no asegura la verdad respecto de la pregunta que se quiere esclarecer. Es así como los estudiantes van perdiendo interés en desentrañar esa verdad al no meterse en la profundizar del conocimiento. Hoy en día la calidad del conocimiento ha sufrido una transmutación, se ha transado calidad de la información, por velocidad en la obtención de la información.

Constantemente nos preguntamos ¿Por qué nuestros estudiantes no retienen o no recuerdan los contenidos después de un tiempo? Los estudiantes de hoy valoran el movimiento y la velocidad en la obtención de la información por sobre la profundización. Mediatizan los contenidos, navegan por sobre la superficie del conocimiento.

Quizás esta forma de operar de nuestros estudiantes determina en ellos una utilización rápida y superficial de la información más que un análisis y profundización de los temas como un pilar fundamental de la integración del conocimiento.

Marc Prensky, investigador estadounidense, dice que la educación para estos jóvenes tecnológicos debe estar condicionada por la capacidad multitask; la predominancia de lo visual sobre lo textual; la capacidad de generar contenido propio; o la hipertextualidad, es decir, el paso desde un pensamiento lineal a otro que mezcla formatos (texto, videos) y recoge información de diversas fuentes.

¿Cómo aumentamos la tasa de fijación al tercer día? ¿Cómo encontramos el camino para llegar a ellos?, ¿Cómo logramos que los estudiantes se acuerden de la información y elaboren un argumento y respuesta consistentes, coherentes y pertinentes a la situación que se plantea?

El desarrollo de clases dinámicas, vivenciales, experienciales, entre otras acciones que se abren al campo de la neurobiología del cerebro, son importantes de conocer y aplicar cuando se está en el aula. El conocer cómo los seres humanos aprendemos, el cómo reconocemos las formas en que el cerebro aprende y fija la información que recibe del exterior, debe ser materia de conocimiento pleno de los docentes.

Por otro lado, no todos aprendemos de la misma manera, y no todo lo que se presenta es captado o internalizado por igual en un grupo de individuos, ya que depende de la forma en que es expuesta al cerebro.

De aquí se desprende el segundo aspecto relevante en nuestro análisis de la calidad de la docencia, y que tiene que ver con la autocritica docente.

¿Lo estoy haciendo bien? ¿Entiendo la importancia de la inteligencia emocional en el proceso de enseñanza – aprendizaje?, ¿Conozco la forma en que el cerebro capta, procesa y fija la información? ¿Mis clases expositivas son atractivas y dinámicas? ¿Tengo los apoyos audiovisuales diseñados según como el cerebro aprende? ¿Voy diseñando mis clases de tal forma que hago razonar y pensar a los estudiantes, para que se entrene el desarrollo analítico? ¿Practico el feedback? ¿Conozco y entiendo que existe diversidad en el aula? ¿Conozco a mis estudiantes?

Por lo tanto, es necesario modelar el proceso de docencia desde los propios decentes. Somos nosotros los que debemos entender que no podemos seguir haciendo lo mismo que veníamos haciendo si queremos obtener resultados favorables y diferentes. La docencia debe adaptarse a los cambios del entorno y de las propias nuevas generaciones que han experimentado cambios significativos en su estructura mental y emocional. Todos estos cambios deben estar en sincronía con las nuevas tendencias de enseñanza y de acuerdo a los aspectos neurobiológicos de los estudiantes.

Modelando, podremos evaluar y controlar el proceso de docencia, a través de indicadores…

 

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