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Catalina Valenzuela y su práctica voluntaria en Chiloé

La práctica voluntaria permitió a los estudiantes aplicar sus conocimientos y trabajar con realidades y problemáticas muy distintas a las que viven en Santiago: «La primera motivación fue la de una nueva experiencia y compartir con amigas de otras carreras, en este caso nutrición», sostiene.

Catalina Valenzuela Balic, Interna de Fonoaudiología, 5to año, es una de las 32 estudiantes de la Facultad de Medicina que en enero pasado iniciaron su práctica profesional voluntaria, en seis comunas de la Isla Grande de Chiloé.

En el caso de Catalina, su estadía fue en Dalcahue, donde realizó, junto a compañeros, labores de atención primaria y salud para la comunidad: «Fui con dos amigas y compañeras de la carrera. En nuestro caso, trabajamos estimulando el lenguaje en niños, hicimos charlas a la comunidad transmitiendo métodos para el desarrollo temprano del lenguaje de pequeños. Tuvimos la posibilidad de evaluar a algunos niños en las visitas rurales que realizamos y pudimos entregar estrategias de apoyo personalizadas para que las mamás llevan a cabo con sus hijos», señala la futura fonoaudióloga.

– ¿Habías tenido experiencias similares a la que realizaste en Chiloé?

– Sí, la había tenido en lo que respecta a la evaluación de niños. Sin embargo, la vivencia de trabajar en un equipo multidisciplinario y en lugares aislados, donde las personas esperan semanas a profesionales de la salud, fueron novedad para mí.

– ¿Qué esperabas de estos trabajos?

– Esperaba realizar trabajos como los que viviré como fonoaudióloga, enseñar a las personas de lo que es mi carrera y entregar soluciones a quiénes lo necesiten.

– ¿Cuáles fueron tus mayores aprendizajes de estos trabajos?

– Lejos el mayor aprendizaje fue compartir con otras personas en el trabajo diario, a pesar de haber realizado evaluaciones y haber hecho charlas, la dinámica que se dio en las visitas rurales es algo que no se aprende en Santiago.

– ¿Cómo fue el trabajo con la gente de la zona?

– La gente siempre fue muy respetuosa y amable, aunque era difícil tener pacientes ya que muchos de ellos esperaban semanas al doctor y sólo iban a eso, pero con insistencia y ayuda de nuestras compañeras pudimos trabajar bien con los pacientes que tuvimos.

– ¿Qué tal fue la interacción con los otros estudiantes que asistieron  a estos trabajos en Chiloé?

–  En nuestro grupo éramos 6. Tres de fonoaudiología y trews de nutrición. Fue una experiencia inolvidable, nos llevamos muy bien desde el principio y nunca tuvimos problemas entre nosotras. Con los demás estudiantes que fueron a trabajos, no tuvimos contacto, debido a que nos encontrábamos lejos.