Recuerdo con mucho cariño mi experiencia en la UDD, muy agradecido de haber aprendido a dar mucho de mí mismo a través de las terapias que le hacíamos a los niños. Las tutoras eran ejemplares, el trato con nosotros, con los pacientes, con los padres, la manera de evaluarnos que era muy determinante, pero a la vez con mucho tacto para hacernos las críticas. Esta ha sido la experiencia más gratificante que he tenido dentro de los campos clínicos de la universidad, para mí generó un cambio de perspectiva desde el punto de vista de la terapia fonoaudiológica.