Rodrigo Cruz, Ignacio Henríquez y Fabián Elgueta fueron en ayuda de los damnificados.
El pasado lunes 8 de marzo, los internos de Medicina fueron en ayuda de los habitantes de Peralillo en la región de O’Higgins, donde el 90 por ciento de las casas resultaron dañadas por el terremoto.
Los alumnos llegaron hasta el Hospital Santa Cruz y se organizaron por turnos para atender, principalmente, fracturas producidas por elementos contusos en el momento del sismo y sus réplicas.
Mientras fueron hospedados en la Iglesia mormona «Jesucristo de los Santos de los Últimos Días», los internos establecieron un intenso operativo para ir en ayuda de los más damnificados. Además, estuvieron a cargo del tutor Dr. José Godoy y la psicóloga Loreto Campusano, ambos del Centro de Salud Familiar Gabriela Mistral de la comuna de San Ramón.
Una vez en el lugar y con el correr de los días, se integraron al equipo dos psicólogas de la UDD, nutricionistas, técnicos paramédicos y una enfermera.
«La experiencia fue genial y muy enriquecedora. Con mis compañeros de internado, estuvimos a cargo de las postas rurales de Los Cardos, Calleuque y Población, en donde logramos trabajar en conjunto con técnicos paramédicos y viendo pacientes de los programas cardiovascular y morbilidad», explicó el interno Rodrigo Cruz.
Más de 80 pacientes fueron tratados por cada alumno, por lo que la directora del consultorio estaba muy contenta. «Logramos desaturar la cantidad de pacientes que había y que no se podían controlar, ya que los médicos generales de zona no daban abasto», agregó el interno.
Por su parte, las psicólogas atendieron a los vecinos con crisis de pánico y depresión post terremoto, realizando visitas domiciliaras en conjunto a las casas destruidas, en donde muchos de sus habitantes vivían como allegados con familias o amigos.
Además de la asistencia como profesionales, los estudiantes organizaron la ayuda de alimentos, ropa y materiales de aseo. «El Dr. Godoy se encontró con un voluntario independiente que no sabía dónde dejar la gran cantidad de alimentos que traía. Nosotros le ofrecimos dejarla en la iglesia y luego nos encargamos de repartirla en las casas más necesitadas», contó Rodrigo.