“Esta pandemia nos exige adaptarnos a realidades que son rápidamente cambiantes. Es un llamado a salir de tu zona de confort. Debemos ser buenos líderes y potenciar a nuestros equipos a sacar lo mejor de cada uno”, puntualizó Katherine Blaha Klein, alumni de Medicina UDD, especialidad pediatría y médico Jefe de la Unidad de Cuidados intensivos Pediátricos del Hospital Padre Hurtado (HPH), quien actualmente está al mando para combatir el COVID-19 en adultos en la UCI pediátrica del HPH.
Luego de que esta pandemia llegara a Chile, Katherine ha tenido que hacerse cargo de un nuevo desafío: liderar a su equipo en esta crisis y tratar a pacientes adultos. “Hace tres semanas que nuestra unidad pasó de ser una UCI para niños a una UCI para adultos y hace una semana extubamos a nuestro primer paciente COVID”, comenzó diciendo la pediatra, que ha sabido cómo manejarlo con el mejor liderazgo. “Nuestra principal fortaleza es que las respuestas de muchos problemas prácticos salieron desde nuestro mismo equipo y en eso me refiero a todos: auxiliares de aseo, auxiliares de apoyo, técnicos, enfermeras, kinesiólogos y médicos”, agregó.
Fue así como la pediatra pasó de trabajar con niños a adultos en estado de gravedad debido al COVID-19. “Primero comenzamos con dos pacientes y rápidamente la demanda hizo que llegáramos a seis adultos graves, que es con lo que nos hemos manejado hasta la fecha”, dijo. Cabe señalar que este cambio fue un reto, que primero enfrentó con miedo, pero que con el tiempo la ayudó a reforzar que su vocación será siempre ayudar. “Normalmente tratamos a pequeños desde 2 kilos hasta adolescentes de 100 kilos, ese aprendizaje y capacidad de adaptarnos a pacientes tan diversos ya nos entregaba herramientas para atender adultos (…) Antes de esto mis experiencias con el mundo adulto fueron en el pregrado y en algunas rotaciones de la sub-especialidad. Pero la fisiología (cómo funcionan los órganos) es similar, las dosis son más grandes y son pacientes que cooperan o que entienden órdenes incluso intubados”, observó.
A esto agregó que “la mejor forma de enfrentar todo es confiando en nosotros, que sin duda habrán cosas que no podemos controlar, pero que nuestra misión es protegernos para poder cuidar a los demás (…) Es increíble como los familiares de nuestros pacientes agradecen una palabra de aliento, de decirles que están vivos, que estamos haciendo todo lo posible y que no nos vamos a rendir. Nos mandan ánimo, fuerza, bendiciones y de verdad que nos da mucha energía”, afirmó.
Asimismo, aseguró que esta experiencia no ha sido fácil para ella, ni para sus colegas, ni para su familia, ya que “nadie está preparado para una crisis así, y no tengo dudas que viene peor. Pero también sé que no durará para siempre y que saldremos fortalecidos (…) Me preocupa mi familia porque quizás puedo contagiarlos y me afecta mucho el no poder abrazarlos. Siento que tengo una gran responsabilidad, pero también creo que por algo pasan las cosas, si estoy en este momento, en este lugar de la batalla es porque tenía que ser así y porque tengo algo que aportar. En lo que me toca me quedo con lo positivo, con la emoción tremenda que es ver a nuestros pacientes saliendo adelante, con un equipo que trabaja con el corazón. Con que las barreras y pocos recursos son una motivación para el ingenio. Y que tengo lo más importante, que es mi motor y energía para cada día: mi marido y mi familia”, aseveró.
Sin embargo, a pesar de la constante fortaleza que muestra Katherine, ha tenido que enfrentar el miedo de ver a alguien cercano luchando contra la gravedad de esta enfermedad. “Una de las cosas más difíciles es cuando se enfermó uno de nuestros amigos y colega. Se hospitalizó y requirió ventilación mecánica. Es muy complicado no poder hacer nada, no poder ir a verlo y saber que por hacer lo que más te gusta y ayudar, te enfermas. Fue angustiante la incertidumbre y la gran preocupación de todos nosotros por saber cómo estaba. Son jóvenes los que están siendo afectados, no son solo los mayores (…) Valoraría mucho que las personas no salgan de su casa, no hagan fiestas, ayuden a sus vecinos mayores, no traten como peste al personal de salud, entre otras cosas. Esto no es una carrera de 100 metros planos, es una maratón y tenemos que dosificar la energía para aguantar hasta el final”, indicó.
En cuanto a su paso por la Facultad de Medicina de la Universidad del Desarrollo Clínica Alemana, destacó la resiliencia ante una situación adversa que se les enseñó. “Muchos colegas y ex-compañeros del ‘mundo adulto’ han hecho parte de su formación en la UDD y en su mayoría son gente que tiene una disposición increíble a ayudar y colaborar. En instancias como esta es demasiado importante contar con amigos y trabajar colaborativamente”, comentó.
Finalmente, aconsejó a alumnos, a futuros expertos del área de la salud y a profesionales: “Es importante nunca dejar de aprender del que tenemos al lado y escuchar. Considerar a las unidades como parte de un todo. No funcionamos como repúblicas independientes, y la forma de lograrlo es trabajar colaborativamente. Ser un buen líder se aprende cada día y nunca se puede dejar de estudiar. Esto es una oportunidad para ser mejores seres humanos”.