La evaluación final del curso es práctica y consiste en reconocer e interpretar muestras de laboratorios.
Terminar el primer semestre del tercer año de Medicina se resume en una sigla que, para muchos, es sinónimo de nerviosismo y aprendizaje: OSLE, Evaluación de Laboratorio Estructurado y Objetivado, que prueba las destrezas y conocimientos de los estudiantes que cursan el capítulo de Microbiología de la asignatura Fundamentos de Diagnóstico y Terapéutico.
Este año, fueron 78 alumnos que debieron identificar, en tres minutos, muestras microscópicas y pruebas de laboratorio en 14 estaciones que fueron distribuidas en dos salas.
“La idea es que los chicos demuestren que lograron los objetivos del curso, que es reconocer agentes parasitarios, diferenciar hongos de mayor relevancia clínica, utilizar de forma correcta el lenguaje microbiológico y respetar las normas de bioseguridad de un laboratorio”, explica la doctora Oliva Trucco, docente a cargo de este capítulo y coordinadora académica de la carrera.
“El OSLE es una instancia de consolidar conocimientos y darle lógica a la materia”, “es muy estresante pero entretenido”, son alguno de los comentarios de los propios estudiantes que rindieron la prueba en este periodo y en semestres anteriores.