Las enfermedades del sistema circulatorio son una de las causas más frecuentes de muerte, razón por la se realizan grandes esfuerzos de investigación para su prevención y tratamiento. En el caso de Chile son las causantes del 28% de las muertes y, en los últimos 7 años esta cifra ha aumentado en un 2% (1). Esta realidad muestra la importancia del tema y la preocupación tanto de profesionales como de toda la sociedad, así como las expectativas que generan las posibilidades de nuevas alternativas terapéuticas.
Entre las enfermedades del sistema circulatorio el infarto agudo del miocardio es el responsable del mayor número de muertes. Debido a su alta incidencia, la gran prevalencia y la falta de un tratamiento eficaz para solucionar la insuficiencia cardíaca post-infarto, con la excepción del trasplante en casos excepcionales, la terapia celular cardíaca ha sido presentada en los últimos años como una vía muy prometedora para el tratamiento de esta enfermedad.
Si bien a lo largo de los últimos 10 años se ha podido demostrar que el implante de células madres en zonas dañadas del corazón puede resultar funcionalmente beneficioso, las conclusiones al respecto tienen aún muchas discrepancias (2). En este periodo han surgido estudios con resultados muy positivos, como el de Orlic et al (3) en 2001 que demostró, en un modelo de infarto agudo al miocardio en ratones, que las células madres hematopoyeticas eran capaces de transformarse in vivo en cardiomiocitos y células endoteliales, contribuyendo así a mejorar la contractibilidad del músculo. Estos resultados han sido fuertemente criticados aludiendo a su veracidad, pero aún así ellos promovieron el desarrollo clínico de la terapia celular en pacientes con infarto. En general los estudios posteriores muestran resultados aún más discordantes y menos espectaculares que los de Orlic. Es importante destacar la reciente publicación de Rozenzweig en el New England Journal of Medicine (4), donde se revisan 5 estudios clínicos de terapia celular cardíaca. Se concluye que no existen diferencias funcionales relevantes entre pacientes tratados con implante de células y los de grupos control (menos del 6% de la fracción de eyección ventricular izquierda), y que en la mayoría de los casos estas diferencias disminuyeron con el tiempo. La conclusión es que hoy en día la terapia celular cardíaca no es una alternativa eficaz para tratar la insuficiencia cardíaca en pacientes que han tenido un infarto.
La práctica ha demostrado que, aunque no se hayan demostrado mejorías significativas en la función cardíaca de pacientes tratados con terapia celular, en general estos nuevos tratamientos generan grandes esperanzas, explicables por la angustia ante la inexistencia de tratamientos eficaces para esta enfermedad. Esto hace que los enfermos presionan para ser tratados y los médicos en muchos centros se han entusiasmado por implementar y ofrecer este tipo de tratamientos. El problema es que ni su eficacia ni la plena seguridad han sido demostradas, además de que el costo económico es altísimo. Por lo tanto, la aplicación apresurada de este tipo de tratamientos debería considerarse como una práctica poco responsable y éticamente discutible por parte de los médicos. Diferente es la realización de proyectos de investigación, científicamente sólidos, y en los cuales los enfermos pueden participar voluntariamente después de ser informados de manera clara y completa.
En el caso de la terapia celular del infarto del miocardio se ha agregado otro problema que debe llevar a reflexión. Un reciente reportaje de CNN (5) ha informado que dos investigadores, co-autores de uno de los estudios analizados por New England Journal of Medicine, crearon una compañía llamada t2cure para el desarrollo comercial de terapias celulares para el tratamiento de enfermedades cardíacas. Esto muestra el grave conflicto de intereses que genera el beneficio económico de la investigación terapéutica, lo cual constituye un nuevo problema ético y de confianza pública.
Por último se ha sugerido que al no haber éxito con tratamientos en base a células madre adultas, la conclusión debería ser el apoyo político y económico a la investigación de tratamientos con células madre embrionarias, que serían hipotéticamente más prometedoras (6). Esta conclusión no sólo es discutible sino que está sujeta al debate ético no resuelto del uso de embriones humanos para fines de investigación científica con intenciones terapéuticas.
El caso de la terapia celular cardíaca, con los avances y las limitaciones actuales en su investigación, constituye un buen ejemplo para reflexionar sobre la importancia de que los médicos necesitan tener máxima prudencia en la interpretación de las publicaciones. Los investigadores necesitan ser muy rigurosos en sus estudios, aplicando en sus conclusiones la mayor excelencia científica para el análisis de los resultados, de manera que las discrepancias de conclusiones estén basadas sólo en lo científico y no en otro tipo de intereses. Por su parte los médicos clínicos deben saber leer críticamente la información científica y esperar la evidencia suficiente antes de comenzar a aplicar nuevos tratamientos. Sólo así se podrá ofrecer a los enfermos una medicina de excelencia en lo científico, lo técnico y lo ético. El entusiasmo prematuro, muchas veces aumentado por la espectacularidad de la información, tiene el riesgo de provocar daños a los enfermos por complicaciones, altos costos, falsas expectativas y frustración. Lo anterior se debe considerar una violación a los principios bioéticos de No Maleficencia y de Justicia.
Referencias
1. Principales causas de muertes 1997-2003, Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
2. Prosper, Herreros, Barba. Perspectivas futuras de tratamiento en la insuficiencia cardíaca: del transplante de células a la regeneración cardíaca. Rev Esp Cardiología 2004;57(10):981-8.
3.Orlic D, Kajstura J, Chimenti S, Jakoniuk I, Anderson SM, Li B,.Bone marrow cells regenerate infarcted myocardium. Nature 2001; 410:701-5.
4. Rozenzweig A., Cardiac Cell Therapy – Mixed Results from Mixed Cells. N Engl J Med 2006; 335: 1274-77.
5. Studies: Adult Stem cell treatments little help after heart attacks. CNN. September 20, 2006.
6. Schwartz R. The Politics and Promise of Stem-Cell Research. N Engl J Med 2006; 335: 1189-91
Jorge Browne S: Ayudante alumno, Centro de Bioética Facultad de Medicina Clínica Alemana- Universidad del Desarrollo.
Dr. Juan Pablo Beca I: Director Centro de Bioética Facultad de Medicina Clínica Alemana- Universidad del Desarrollo.