Para comprender la necesidad de nuevas formas de comunicación entre profesionales e instituciones de salud con sus pacientes y usuarios, debemos conocer los cambios acaecidos en salud: una población con tendencia al envejecimiento, sustitución de enfermedades infecciosas por crónicas y degenerativas, aparición de otras (Sida), enorme auge de avances tecnológicos aplicados a la medicina y cambios en la forma de prestar los servicios de salud (Reforma de salud). A lo anterior se agregan transformación en la posición del ciudadano- paciente y sus valores morales, éticos y culturales, y cambios en la información de los aspectos relacionados con la salud, con una expansión enorme de los medios y el recurso de nuevas tecnologías. Todo lo anterior está en permanente y acelerada evolución.
Los avances del campo de la salud constituyen un enorme caudal de información imposible de abarcar en todo su contenido. Es por ello que el conocimiento científico, incluso en personas dedicadas, es siempre fragmentario. Hoy a un profesional no le es posible estar al día en su propia disciplina por lo que en comunicación se ha recorrido un largo camino, desde la comunicación personal entre científicos, su paso por las academias hasta llegar finalmente a las sociedades científicas, las que através de congresos, reuniones y revistas científicas difunden el avance del conocimiento.
El cambio de la posición de los ciudadanos respecto a la salud. Hasta hace poco, los conocedores de la salud individual eran los médicos, quienes tenían la potestad de aplicar esos conocimientos al individuo enfermo, sin razonar, justificar, o explicar la utilidad o necesidad del gesto diagnóstico o terapéutico. El médico tenía el «privilegio terapéutico» (la aplicación de medidas al paciente sin necesidad de obtener su consentimiento cuando éstas, a su juicio, iban en su beneficio). Hoy día la información al paciente y la obtención de su consentimiento es obligada. La potestad del médico se traduce en un deber para él y en un derecho para el paciente, y sólo en situaciones especiales reguladas por ley se podrá prescindir del consentimiento. Este cambio que se ve con recelo por parte de muchos profesionales, ha tomado cuerpo de buena práctica clínica. Hay que entender que la esencia de la libertad, individual y colectiva, está en la información necesaria como requisito previo para ser capaz de forjar una opinión, tanto personal como pública. Se ha caído en cuenta de la necesidad de que los ciudadanos posean una adecuada información para que puedan expresar sus opciones. De lo anterior se desprende la relevancia de que los profesionales de la salud y los medios de comunicación comprendan la importancia capital y su responsabilidad de la comunicación en este campo.
La información de la salud y los medios de comunicación. El explosivo incremento del número de medios y de sistemas de comunicación desde la radio, la televisión, hasta el actual mundo de internet, nos lleva a considerar que el objetivo de informar a los ciudadanos es ahora más fácil que nunca. Por ello, la información de aspectos relacionados con la salud forma parte de las noticias que aparecen en los medios. Así vemos que dedican cada vez más espacio a temas relacionados con salud, abarcando desde cuestiones generales de prevención hasta comentar los últimos avances que se producen en diagnóstico y tratamiento.
Esta información, en muchas ocasiones, se ve desvirtuada. La espectacularidad con que tratan las noticias científicas o la búsqueda de titulares, que pretenden no sólo sintetizar sino tener un carácter provocador y atractivo periodísticamente, suscita percepciones que no se ajustan bien a la realidad. A esta devaluación contribuyen noticias que buscan la promoción no adecuada de determinados productos. Por último, cabe citar el incremento de debates acerca de temas de salud, desde los relacionados con aspectos éticos (eutanasia o clonación, como ejemplos recientes), con aspectos de política sanitaria (Reforma Auge) o en relación con determinados fármacos (píldora del día después).
El conocer cómo las noticias sobre salud llegan a los ciudadanos es de importancia a la hora de diseñar políticas encaminadas a su mejora. Desde nuestro objetivo interesaría conocer cómo llega la información a los medios. Sería importante establecer si el origen de la información publicada en la prensa cita la fuente de información, y si el análisis que se hace sobre las fuentes, corresponde a expertos, instituciones, publicaciones, o agencias de prensa. Entre las instituciones, donde encontramos las sociedades científicas, nos parece que éstas no aparecen entre las primeras fuentes citadas y más bien son ocasionales.
Tampoco aparecen las revistas científicas internacionales o locales. Es probable que si se realizara un trabajo para evaluar estos aspectos, podría verse que la participación de sociedades y de revistas científicas como fuente de información a los medios, es excepcional. Sin embargo hay tendencia a respetar y a valorar cualquier información proveniente de una sociedad científica. Esa confianza no sólo creemos que hay que resguardarla sino potenciarla, haciéndose cargo de la responsabilidad indelegable para la construcción de un futuro en el que la información sobre temas médicos sea de calidad, veraz y sobretodo con el respaldo de los organismos que la doten de responsabilidad y credibilidad.
Una deducción consecuente de lo expuesto es que las sociedades científicas en el país debieran abrirse a toda la población para poder intervenir en la formación de una adecuada opinión pública en lo concerniente a la ciencia biomédica. Debiéramos, por tanto, desarrollar estrategias para comunicarnos con los ciudadanos através de los medios, lo que no será fácil pues requiere cambiar algunos aspectos de nuestras organizaciones. Es necesario que las sociedades científicas y los medios de comunicación desarrollen un nuevo enfoque comunicativo, que permita llegar a toda la población. Para poder trazar una perfecta política de comunicación debemos distinguir qué somos y qué perseguimos como sociedad científica. Ahí está nuestra invitación a plantearnos algunos fines más que medios.