Dr. Juan Pablo Beca
El Mercurio
16 de agosto de 2006
Señor Director:
Estamos en medio de una necesaria discusión social sobre temas relacionados con el final de la vida, la cual incluye opiniones de diversas autoridades políticas y religiosas, junto a la presentación de proyectos de ley sobre eutanasia y sobre derechos de los pacientes. Son temas que despiertan diversos temores, conflictos con convicciones previas y no pocas confusiones conceptuales. Una de ellas es suponer que los testamentos vitales abren el camino a la eutanasia.
Los testamentos vitales son expresiones escritas y formales que definen los tratamientos y cuidados que las personas quieren recibir si llegan a estar en condición terminal y ya han perdido su capacidad para decidir. Son, por lo tanto, una forma de manifestación de voluntad o directriz anticipada que todos deberíamos formular ante nuestros familiares y nuestros médicos tratantes. Aunque por motivos culturales es infrecuente que las personas se refieran a lo que desean para el final de sus vidas, debería considerarse necesario al menos para pacientes crónicos, con cáncer, enfermedades neurodegenerativas u otras condiciones que tienen riesgo de muerte por esas enfermedades.
La eutanasia ha sido despenalizada en algunos países para situaciones calificadas de personas que padecen una enfermedad incurable, que le provoca padecimiento insoportable, que le causará la muerte en corto tiempo y que la piden de manera expresa, libre y reiterada. Estas peticiones de eutanasia serán sólo excepciones muy aisladas si los enfermos terminales son atendidos según sus preferencias, con cuidados paliativos de excelencia y con el necesario acompañamiento familiar, social y espiritual. Es lo que podemos suponer que constituye la voluntad de la gran mayoría de las personas para el final de sus vidas, la cual será más fácil de cumplir si lo han expresado antes de manera verbal o escrita en un testamento vital.
Por lo tanto, los testamentos vitales o directrices anticipadas, contrariamente a ser considerados un camino hacia la aceptación de la eutanasia, deben ser vistos como una forma de evitarla.
Dr. Juan Pablo Beca Infante
Centro de Bioética
Facultad de Medicina
Clínica Alemana – Universidad del Desarrollo
