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Vientres de Alquiler

Por: Dr. Juan Pablo Beca
El Mercurio
29 de Agosto del 2008

Señor Director:

El reportaje de Canal 13 de TV que mostró la realidad del uso de «úteros de alquiler» en diversos países lleva a reacciones casi universales de rechazo. Sin embargo, es importante pensar por qué esta indicación es éticamente inaceptable para la gran mayoría de las personas. En primer lugar es necesario recordar que las alternativas en medicina reproductiva son muchas, pero que su fin primario es ayudar a parejas infértiles a tener un hijo que no han logrado de manera natural. Las indicaciones se han ampliado en muchos lugares a situaciones discutibles como la fecundación después de la edad fértil, la de mujeres solas, la de parejas homosexuales o la venta de gametos, generándose consecuencias muy complejas para los hijos y para la sociedad.

La situación de mujeres que gestan un hijo con los gametos de otra pareja, conocida como maternidad subrogada o úteros de alquiler, es aceptada por pocas personas y se rechaza en casi todos los países. La objeción más importante es el hecho de que la mujer en estos casos presta su cuerpo, con importantes consecuencias físicas y psicológicas, para finalmente entregar el hijo que gesta y da a luz. Aparte del conflicto legal y humano sobre quién es la verdadera madre, es sabido que la mujer que incurre en esta práctica lo hace por una compensación económica, sea de manera abierta o encubierta, con lo cual en el hecho se trata de una forma de vender su cuerpo.

Como ocurre con otras formas de comercio con el cuerpo, casi siempre hay detrás graves necesidades económicas producto de la desigualdad e injusticia social. De hecho, siempre son mujeres pobres y de países menos desarrollados quienes «ofrecen» ayudar a parejas ricas, pero no ocurre lo contrario.

Esta situación límite refuerza la necesidad de regular legalmente la medicina reproductiva, para evitar extremos y abusos como el que se comenta, y para proteger a las mujeres y a los hijos.