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Reseña: Bioética Narrativa

De los autores Tomás Domingo Moratalla y Lydia Feito, se presentará el 29 de mayo junto al libro «Bioética Clínica Narrativa». El comentario es del profesor Juan Alberto Lecaros.

Libro: Bioética Narrativa
Tomás Domingo Moratalla & Lydia Feito
Escolar y Mayo. Madrid, 2013

Bioética NarrativaEl texto Bioética Narrativa de los profesores Tomás Domingo y Lydia Feito constituye una novedosa y ambiciosa propuesta en el contexto de las ampliamente discutidas teorías de fundamentación de la bioética y sus métodos de deliberación.

Es una propuesta novedosa porque desarrolla una construcción sistemática, aunque no exhaustiva, de fundamentación teórica y metodológica de la bioética desde la perspectiva de la ética narrativa, la que cuenta con escasa literatura en nuestro medio, y tiene la gracia, además, de extender esa fundamentación al plano más pragmático de la aplicación y la enseñanza de esta disciplina. Y es ambiciosa porque abre nuevos caminos al interior de un programa de investigación muy promisorio, que comprende no sólo la aplicación de lo narrativo como herramienta en la enseñanza de la medicina y como instrumento para humanizar la relación clínica (medicina narrativa), sino también, los fundamentos de un método de conocimiento y de deliberación para la bioética.

Por esta razón, el aporte principal de este libro no radica simplemente en profundizar la medicina narrativa o extender la ética narrativa al campo bioético, sino que pretende avanzar en la construcción de nuevo paradigma de la bioética. Los autores declaran, desde un comienzo, que la tesis que quieren defender es que “lo narrativo en bioética no es tan solo una herramienta útil, no se trata únicamente de emplear las narraciones y los relatos como método para logar una mejor relación clínica y una mayor ayuda al paciente sino que, además, la bioética es una reflexión… que se enriquece de la perspectiva narrativa y hermenéutica”.

Construir una bioética narrativa, desde luego, no es un proyecto que se pueda agotar en un solo texto, y conscientes de ello los autores declaran que ofrecen sólo algunos hitos para el trazado de este camino. Es importante recordar que los autores llevan varios años dedicados a explorar los rendimientos que la ética narrativa tiene en la bioética, tanto desde la perspectiva de la fundamentación y la metodología como de la enseñanza y la práctica clínica.

A nuestro juicio, tres son los hitos claves que los autores logran posicionar en este libro: 1) La exposición del amplio panorama de las filosofías contemporáneas que han contribuido al giro narrativo, que comprende lo epistemológico, ético y antropológico. Este marco histórico permite a los autores justificar la validez de los fundamentos de una bioética narrativa. En este punto merece un especial reconocimiento el tratamiento que hacen de las tesis del filósofo Paul Ricoeur, a quien consideran como el mejor exponente de este giro y, sin duda, quien más influye en la propuesta constructiva de la bioética narrativa de los autores, por la capacidad del pensamiento del filósofo francés de unir el aspecto teórico de lo narrativo (experiencia, acción e identidad narrativa) con sus implicaciones prácticas (deliberación y juicio prudencial). 2) Precisar los alcances y los límites de la medicina narrativa, una perspectiva que mediante el uso de las técnicas narrativas mejora el encuentro clínico y el tratamiento. Esta perspectiva es enmarcada por los autores dentro de las distintas orientaciones de la ética clínica narrativa. 3) Construir una bioética narrativa que vaya más allá de una ética narrativa aplicada únicamente a lo clínico. Lo que significa ampliar la ética, desde una perspectiva hermenéutica, a los problemas que suscita la biomedicina y, en general, a los problemas relacionados con la salud y la vida en nuestras sociedades contemporáneas, de tal modo que pueda plantearse como legítimo paradigma bioético.

Sin duda, lo más interesante de este último punto es el análisis que los autores hacen de la función constructiva y deliberativa de lo narrativo, que sirve de fundamento del discurso moral y de método para la toma decisiones prudentes y responsables. Por lo tanto, no reducen lo narrativo exclusivamente a una herramienta para humanizar la relación clínica o para ampliar la enseñanza de actitudes en la medicina.

Siguiendo la ética hermenéutica de Ricoeur y la bioética de la deliberación de Diego Gracia, ambas tributarias de la ética aristotélica, los autores formulan una propuesta de deliberación narrativa que tiene un alcance metodológico (método de toma de decisiones para los conflictos morales concretos), y epistemológico (modo de conocimiento y actitud ética para alcanzar consensos mediante el diálogo deliberativo en los sociedades democráticas), lo que permite sentar las bases de una bioética desde el enfoque narrativo.

A lo largo del texto, los lectores pueden apreciar que lo característico y novedoso de este enfoque está dado por la riqueza de sus rendimientos para la construcción de una bioética en el sentido más propio de una ética cívica y plural. Y no cabe duda que los autores demuestran de un modo convincente que una bioética narrativa puede ir alcanzando un puesto relevante dentro de los paradigmas tradicionales de la bioética, en la medida que justifican sobradamente que a través de lo narrativo es posible: 1) fundar el discurso moral, equilibrando los fundamentos o principios éticos universales con las situaciones concretas vividas y expresadas a través de los relatos; 2) desarrollar una metodología de deliberación narrativa para abordar los conflictos morales concretos; 3) justificar los juicios evaluando su razonabilidad en los contextos vividos; 4) educar y formar las competencias narrativas y la sensibilidad moral de los profesionales de la salud en el encuentro clínico; 5) mejorar la tarea terapéutica que cumple el relato del paciente en la relación clínica.

Prof. Alberto Lecaros Urzúa