«Salud digital y personas mayores: una exploración al uso actual y oportunidades de optimización en Chile», es el nombre de un proyecto Fonis (Fondo Nacional de Investigación y Desarrollo en Salud) ejecutado por el Centro de Epidemiología y Políticas de Salud (CEPS) de la Facultad de Medicina Clínica Alemana Universidad del Desarrollo, cuyos resultados fueron presentados este miércoles 26 de junio en la Universidad del Desarrollo.
Conducido por las investigadoras Macarena Hirmas y Andrea Olea del CEPS y realizado con el apoyo del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama), además de un equipo multidisciplinario de profesionales, su objetivo fue identificar las principales intervenciones de salud digital orientadas a personas mayores, así como conocer las experiencias de uso, interacciones y expectativas de este grupo, sus familias y cuidadores en torno a las nuevas tecnologías.
En Chile, las personas de 65 años y más, representan el 13,3% de la población y se proyecta un aumento al 18,9% en 2035. El envejecimiento de la población aumenta la demanda de servicios de salud debido a la mayor prevalencia de enfermedades crónicas y degenerativas, y a la necesidad de cuidados prolongados, entre otras cosas. Esta mayor demanda, cuando no es resuelta de forma oportuna y de calidad, genera una brecha de acceso al sistema sanitario, lo que puede resultar en necesidades de salud insatisfechas y deterioro en la salud y calidad de vida de las personas mayores.
En este sentido, “la salud digital tiene el potencial de disminuir brechas de acceso, oportunidad y calidad de la atención en salud, así como ofrecer ventajas considerables para los cuidadores y familiares, mejorando el cuidado de las personas a su cargo y aliviando la carga de la atención diaria”, explica Macarena Hirmas.
Principales resultados del estudio
La metodología del proyecto consideró una revisión de alcance (scoping review) y un componente cualitativo basado en entrevistas a informantes clave de salud digital, informática biomédica, profesionales de salud, entre otros. También se realizaron grupos focales y entrevistas a personas de 65 a 85 años, familias y cuidadores.
La revisión de alcance reveló que las intervenciones se dirigen principalmente a personas mayores, profesionales de la salud y, en menor medida, a cuidadores, siendo las enfermedades crónicas las más estudiadas. La mayoría de las tecnologías se utilizaron en el hogar, seguidas por centros de atención y residencias para personas mayores, enfocándose principalmente en el monitoreo y seguimiento y, en menor medida, en prevención y tratamiento.
Los informantes clave perciben que las iniciativas para personas mayores carecen de coordinación, se diseñan de manera general, sin considerar sus necesidades, habilidades y preferencias individuales; y de forma simplista o condescendiente, lo que limita su pertinencia. Entre las barreras para la salud digital consideran falta de continuidad en las intervenciones, escasez de personal y brechas de conectividad, así como habilidades digitales limitadas en las personas mayores y baja confianza en la tecnología.
Desde la perspectiva de las personas mayores, se observa que, en entornos urbanos, la tecnología facilita el acceso a información, mientras que en áreas rurales su uso es menor. La pandemia aceleró la integración tecnológica, pero existen diferencias intergeneracionales en habilidades para utilizarla. Los familiares, en tanto, señalan que la transformación digital tiene un impacto positivo en la vida familiar y social de las personas mayores, facilitando la comunicación y la realización de tareas cotidianas, aunque también presenta desafíos en seguridad y privacidad.
Por su parte, los cuidadores valoran la tecnología por el acceso a información, apoyo laboral y la mejora en la coordinación de cuidados y vínculos afectivos. Sin embargo, enfrentan restricciones familiares por temor a fraudes. A pesar de esto, se destaca la utilidad de la tecnología para el entretenimiento y la educación de los mayores, además de la capacitación en salud digital para una integración efectiva en el cuidado.
Recomendaciones y oportunidades de optimización en el uso de la salud digital
Las recomendaciones del estudio fueron elaboradas por un grupo multidisciplinario e incluyen ejes dirigidos al sistema de salud, prestadores, personas mayores, cuidadores y desarrolladores de tecnologías.
Uno de los ejes es el compromiso político y la definición de un marco legal y presupuestario, que busca promover iniciativas y programas específicos, asignación de fondos y políticas integrales que incluyan a las personas mayores en su diseño, desarrollo y evaluación.
La accesibilidad y adaptabilidad son esenciales, y abordan la dimensión psicológica de las personas mayores, la brecha digital y las barreras socioculturales. En este sentido, se propone facilitar el acceso a dispositivos móviles, conectividad y la creación de plataformas y aplicaciones basadas en la usabilidad y la experiencia del usuario.
La formación y capacitación de las personas mayores, o alfabetización digital, se considera un nuevo determinante social, por lo que debe ser abordado para evitar profundizar las inequidades. En este punto es clave, también, integrar a cuidadores y familiares, fortaleciendo su rol y asegurando un cuidado integral y efectivo.
Finalmente, la ciberseguridad y privacidad de la información son fundamentales, junto con el seguimiento y evaluaciones periódicas para monitorear la eficacia de las herramientas y estrategias desde su diseño hasta su implementación.
Macarena Hirmas y Andrea Olea concluyen que «gracias a la dedicación y trabajo en equipo, el estudio logró cumplir sus objetivos. Esperamos que estos hallazgos contribuyan a la implementación de políticas sanitarias en el país y permitan el desarrollo de estrategias de salud digital adaptadas a personas mayores y sus cuidadores».