Médicos que no escuchan – Dres. Juan Pablo Beca y Carmen Astete
El Mercurio – 30 de marzo de 2014
A raíz de una columna titulada “Médicos que no escuchan”, se ha generado una interesante
serie de cartas llamadas a estimular que el médico escuche más al paciente y otras a explicar las razones de estas insuficiencias. Pero este reclamo ha puesto el dedo en la llaga de un problema más amplio. La medicina contemporánea ha llegado a centrarse más en aumentar su eficacia, en intentar aportar más en lo científico-tecnológico y en los intereses de las instituciones que en la búsqueda del mayor beneficio de cada enfermo.
El tema de fondo es que por el desarrollo, sobreespecialización e institucionalización de la medicina, la relación médico-paciente ha cambiado desde una alianza terapéutica basada en la confianza mutua, a una relación más contractual entre un cliente o usuario y un prestador de servicios. Si bien han aumentado mucho la eficiencia y los resultados, se ha producido una indiscutible deshumanización de la medicina.
En la medida en que se comprenda este cambio, la discusión no debería centrarse en las acusaciones de unos y en la defensa de otros, sino en la búsqueda de un consenso social para lograr el desarrollo de una medicina no solo sólidamente científica, sino a la vez humanista, centrada en los valores en juego: respeto a la persona humana, respuesta a la vulnerabilidad y al sufrimiento generado por la enfermedad, compasión, sentido de justicia, eficiencia, equidad y uso racional de recursos.
En la medida en que seamos capaces de avanzar en esta línea de razonamiento tendremos profesionales que, aun en condiciones complejas y limitadas de tiempo, puedan actuar de manera empática.
Una buena medicina debe ser a la vez benéfica, eficiente y justa, para lo cual todos tenemos el deber de mejorar: médicos, profesionales de la salud, autoridades de los sistemas de salud, universidades y centros formadores, pacientes y familiares de pacientes. El actual clima de desconfianzas, acusaciones, demandas y defensas nos lleva en sentido contrario.
Dr. Juan Pablo Beca
Dra. Carmen Astete
Centro de Bioética
Facultad de Medicina
Clínica Alemana – Universidad del Desarrollo
