Fernando Chagra es alumno de tercer año de la carrera de Medicina y es ayudante de laboratorio en el Centro de Genética y Genómica. Actualmente, se encuentra finalizando un proyecto junto al investigador Felipe Benavides.
Integrar al estudiante en la labor de su cuerpo académico y que su trabajo sea un aporte para el desarrollo de su Facultad, es un objetivo fundamental de las ayudantías que semestralmente los docentes ofrecen a sus alumnos.
Fernando Chagra es alumno de tercer año de Medicina y es ayudante de laboratorio del Centro de Genética y Genómica de la Facultad de Medicina CAS-UDD.
Actualmente, se encuentra trabajando con el investigador Felipe Benavides en un proyecto junto a la Facultad de Gobierno que busca evaluar cómo una variante específica de un gen determinado puede asociarse al comportamiento estratégico en juegos por parte de un individuo.
Fernando tiene sus motivaciones y prioridades claras. Para él, ser ayudante va más allá de los beneficios académicos. El crecimiento profesional y personal que se logra con esta experiencia es invaluable.
“Permite que aprendas a organizarte, a trabajar en equipo, a compatibilizar estudios e investigación. Es realmente una ayuda para nuestra profesión en el futuro”, cuenta, agregando que la ayudantía se convierte, de este modo, en “un punto de inflexión en tu formación personal y profesional”.
A su vez, destaca que lo entretenido es que ellos no llegan a sumarse a algo que ya se estaba haciendo, sino que desde un principio los hacen parte de algo más grande. “No somos la mano de obra de alguien, sino que la investigación es tuya. Te haces responsable de lo que resulta, de la ética y de todos los procedimientos que esto conlleva. Uno se siente un investigador”.
Felipe Benavides es el tutor de Fernando. Cuenta que uno de los aspectos más gratificantes de esta experiencia es ver cómo los estudiantes retoman la motivación cuando empiezan a ver resultados. Y es que el cansancio del año muchas veces pone cuesta arriba mantener estudios y esta labor voluntaria.
Así lo confirma Fernando. “Todo cambia cuando se ven avances. Cuando ves resultados, lo único que quieres es mostrar tu investigación, porque llegaste a algo interesante. Es un fruto que puede generar un cambio”, cuenta con entusiasmo.
¿Cómo llegar a ser ayudante alumno?
No es un proceso complejo. Nace, como Fernando contaba, de la misma inquietud de los alumnos y de la motivación de los propios docentes de contar con estudiantes que estén dispuestos a hacer ayudantías.
De este modo, los profesores –en este caso particular la doctora Gabriela Repetto, directora del Centro de Genética y Genómica– presenta a los estudiantes los proyectos de investigación que se encuentran disponibles.
Los interesados deben contactarse enviando un correo electrónico para conocer lo que hay disponible, elegir cuál es de su interés, para en marzo confirmar su participación. Luego de eso, “se desarrollan reuniones con los tutores, que son los investigadores a cargo de los estudios y con quienes trabajaremos como ayudantes”, explica el ayudante alumno Fernando.
Felipe Benavides cuenta que ellos, como investigadores, llegan un poco más lejos en la preparación de los alumnos para que comiencen su trabajo. “Les enviamos papers para que se contextualicen en la técnica y en lo que queremos hacer. Luego les pedimos un informe a partir de los datos entregados, con el título del proyecto, los objetivos, introducción, método y lo que ellos quisieran encontrar”.
Ese documento es revisado, se informa qué aspectos se deben mejorar, lo hacen nuevamente, hasta que finalmente el proyecto es aprobado.
“Cuando esto ya sucedió, los invitamos al laboratorio y les entregamos los manuales de bioseguridad, lo que es muy importante, pues deben conocer las normas de uso y de trabajo que existen en el laboratorio”, agrega Felipe.
Para Fernando Chagra esta es una experiencia muy enriquecedora. A pesar del tiempo empleado y los esfuerzos por sacar adelante sus carreras, nunca tuvo más sentido la frase “aprender haciendo”.