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Alumnos de Doctorado y su importante rol en la detección de Covid-19 en el ICIM

Fotos: Francisca Damm

Como parte de la red nacional articulada por el Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación, el Ministerio de Salud y las sociedades científicas, compuesta por laboratorios de universidades que dispusieron de sus instalaciones para realizar exámenes de detección del virus SARS-CoV-2, el Instituto de Ciencias e Innovación en Medicina (ICIM) de la Universidad del Desarrollo (UDD) ha realizado a la fecha más de 4 mil exámenes de diagnóstico.

Estas cifras han sido posibles gracias a un importante grupo de profesionales que, desde el inicio de la pandemia, ha trabajado activamente en el diagnóstico de Covid-19 en los laboratorios del ICIM. Destacan entre ellos cinco alumnos del Doctorado en Ciencias e Innovación en Medicina de la UDD quienes, a pesar de su carga académica, decidieron sumarse voluntariamente a los esfuerzos nacionales por detectar esta enfermedad. 

Grazielle Ribeiro, Anyelo Durán, Rodrigo Martínez, Viviana Orellana y Ainoa Fernández son los futuros doctores que han trabajado durante este tiempo en el diagnóstico y perfeccionamiento de las técnicas que se ocupan actualmente en el ICIM para este fin.  

Para ellos, esta experiencia ha significado un aprendizaje en distintos ámbitos, desde el manejo clínico hasta el trabajo en equipo. “El bagaje adquirido ha sido grande en cuanto a conocimiento, porque trabajar en investigación es muy distinto a dar un diagnóstico clínico. Acá tú tienes la responsabilidad de dar un diagnóstico correcto al paciente. Cuando haces investigación, si te equivocas y el experimento sale mal, puedes repetirlo una y otra vez. Acá no. Acá estás impactando en la vida de una persona con tu diagnóstico”, cuenta Grazielle.

Agrega, además, que la experiencia del trabajo multidisciplinario con sus compañeros ha sido muy grata, pues “todos seguimos una línea de investigación distinta, por lo que quizás no hubiésemos tenido la oportunidad de trabajar todos en el laboratorio al mismo tiempo. Aprendí mucho de ellos y nos sirvió para trabajar en equipo”.

Coincide con esto Rodrigo Martínez, quien señala que ante lo desafiante del proceso “juntarnos, hacer equipo y entendernos, tratarnos con cariño, rabiar y reírnos, sirve mucho para llevar el estrés de vernos enfrentados a algo completamente distinto y que sacó habilidades que nunca pensamos que íbamos a adquirir en el doctorado”.

El trabajo de los estudiantes ha estado enfocado principalmente en el diagnóstico de Covid-19. Sin embargo, han participado en la implementación de proyectos I+D, orientados específicamente a mejorar las técnicas de diagnóstico utilizadas en el ICIM y a estandarizar nuevos métodos de detección.

“Por ejemplo, hemos trabajado en usar muestras de saliva, en la aplicación de un PCR directo que se salte la parte de la extracción, lo que ahorra bastante tiempo. Hemos tratado de estandarizar el análisis de pool de muestras, cómo mezclar las distintas técnicas, probando distintos métodos y apoyando a empresas con recomendaciones sobre la efectividad de los test que están aplicando, entre otros”, cuenta Martínez.

Para los futuros doctores, uno de los principales desafíos fue que, al inicio, debieron enfrentarse a un tema completamente desconocido y en un escenario incierto, con una enfermedad que se expandía y que planteaba la necesidad urgente de contar con personal especializado para conocerla, detectarla y abordarla. El temor de contagiarse y poner en riesgo su salud y familias siempre ha existido; sin embargo, sienten que la responsabilidad de aportar con sus conocimientos en aumentar la capacidad diagnóstica del nuevo coronavirus es mayor.

“Entre el personal de salud había temor y era difícil encontrar personas que se sumaran al diagnóstico. Si bien muchos estaban participando, algunos empezaron a enfermarse u optaron por dejar sus funciones, lo que disminuía la capacidad de respuesta frente a una problemática que iba incrementando día a día. Pero detrás de ese desafío, nosotros vimos una oportunidad, y como grupo pudimos ser parte de este proceso. Mis manos las puse y las pongo a disposición para lo que necesiten”, reflexiona el alumno Ányelo Durán

A su vez, agradece junto a sus compañeros el trabajo de todo el personal que hay detrás de este esfuerzo, que va desde la preparación de los materiales e insumos hasta el aseo, y a sus profesores en el doctorado, “que siempre nos han tratado como pares, nunca han estado por sobre nosotros, sino que nos enseñan como un amigo grande que te va guiando. No hay una brecha. Es una relación que venía dada naturalmente que, en este período se potenció y fortaleció”, finaliza la alumna Viviana Orellana.