Cada vez hay más evidencia de que los microorganismos que habitan en nuestro intestino juegan un papel clave en nuestra salud y comportamiento. Ahora, un nuevo estudio publicado en el Journal of Extracellular Vesicles, una de las revistas científicas de mayor impacto en el área, profundiza en el mecanismo mediante el cual la microbiota intestinal también podría influir en la cantidad de alcohol que consumimos.
La investigación, liderada por Macarena Díaz, estudiante del Doctorado en Ciencias e Innovación en Medicina de la UDD, y realizada en el Centro de Medicina Regenerativa bajo la dirección del Dr. Fernando Ezquer, revela que pequeñas partículas liberadas por las bacterias intestinales, llamadas vesículas extracelulares bacterianas (bEVs), pueden aumentar significativamente el consumo de alcohol.
Los investigadores extrajeron estas bEVs de ratas con alta preferencia por el alcohol y las administraron a ratas que normalmente lo rechazan. Sorprendentemente, su consumo de alcohol se multiplicó hasta por 10 veces. Además, descubrieron que este fenómeno ocurre sin generar inflamación en el cuerpo o el cerebro, lo que sugiere que el mecanismo detrás de este comportamiento adictivo es independiente del sistema inmune.
El estudio también identificó el nervio vago como una pieza clave en este proceso: cuando se cortó este nervio, el aumento en el consumo de alcohol producido por las bEVs desapareció por completo. Esto refuerza la idea de que existe una conexión directa entre el intestino y el cerebro en la regulación del comportamiento adictivo.
Este trabajo, realizado en colaboración con investigadores de la Universidad de los Andes y de la Universidad de Chile, abre nuevas perspectivas para entender cómo la microbiota intestinal influye en la toma de decisiones y el consumo problemático de alcohol, lo que podría tener implicaciones importantes en el desarrollo de nuevas estrategias de prevención y tratamiento.