En el marco del programa de pregrado de Embajadores del Futuro, Constanza Orueta tuvo la posibilidad de estar más de un mes en China, en donde se ampliaron sus horizontes y se llenaron de cultura de otros pueblos.
Constanza Orueta Awad, alumna de primer año de Tecnología Médica, se integró al grupo de Embajadores del Futuro, instancia que le permitió conocer China, el país más poblado del mundo.
Su experiencia:
“El viaje a China, más que una experiencia de recreación fue una experiencia de vida, donde pude ver literalmente lo que se vive al otro lado del mundo. Es decir, experimentar tanto las cotidianeidad como el sentimiento político, económico y cultural que se expresa en las ciudades que visité. Y en especial, poder observar la diferencia diametral entre la vida en la ciudad como en sectores rurales, ya que en la ciudad se respira un ambiente en el cual las masas de gente juegan a sobrevivir más que a vivir; parecen estar, por su sistema político-económico, destinados a trabajar incesantemente a cambio de miserias de salarios que sólo les permiten sobrevivir el día a día. No así la vida rural, donde caen en el extremo opuesto del olvido, donde cada chino parece estar abandonado a su suerte viviendo de lo que le da la tierra y la naturaleza.
A su vez, me sorprende el manejo comunicacional que tiene “El Partido” (comunista) en el país entero, ejemplo de ello fue los días de duelo nacional que nos tocó experimentar mientras estuvimos allá por las muertes producidas por un aluvión; noticia que fue transmitida como cadena nacional mañana, tarde y noche por todos los canales existentes –siendo censurados obviamente aquellos que transmitieran programación de recreación- y mostrando cómo llegaba la ayuda precisa y concisa a los lugares afectados, más bien parecía una propaganda perfecta de un buen gobierno. Más aún se reflejaba la censura en el propio internet, donde no pudimos acceder tanto a páginas al azar en “google” como al propio y mediático “facebook” producto del mismo manejo estatal.
En cuanto a la cultura, podría estar días describiendo la ostentosidad de los monumentos y a la riqueza infinita que existe al otro lado del mundo, ejemplos de ello son el inmenso Templo de Verano del Emperador –completamente artificial incluyendo una laguna y una colina-, pasando por La Ciudad Prohibida o la misma Gran Muralla China, símbolos de la riqueza cultural que a mi parecer, es lo que sigue uniendo a los más de mil millones de chinos existentes, orgullosos de su enorme pasado.
Es esa mi experiencia, la convergencia de cultura, política, y sobrevivencia en ciudades que respiran desarrollo al precio que sea, un desarrollo a veces mal entendido bajo políticas públicas que someten y condenan a la población al trabajo perpetuo. En fin, China es una nación en explosivo desarrollo –mal entendido- que tarde o temprano tendrá su límite por cuanto el mundo entero pondrá atajo a la explotación civil –sobre todo infantil- y a la piratería desmesurada que incentiva lo antes mencionado”.