Cifras de la ONU indican que habitantes de África subsahariana son los más afectados.
Naciones Unidas celebra este martes 16 de octubre el Día Mundial de la Alimentación cuando el número de personas hambrientas en el planeta, 870 millones, ha dejado de reducirse durante la última década.
Esta cifra sería superior a los 1.500 millones de mal nutridos si se tomara en cuenta el déficit de elementos esenciales para el desarrollo físico y sicológico de los niños, estima el ponente especial de la ONU para el derecho a la alimentación, Olivier De Schutter.
«Si midiéramos la malnutrición en lugar del hambre, no ya el déficit de calorías sino el de micronutrimentos esenciales para el desarrollo de los niños, como yodo, hierro, vitaminas, las cifras serían aún más considerables: pasaríamos por lo menos a 1.500 millones», indicó a la AFP.
Cuando los precios de los productos básicos aumentan, como sucedió este verano de forma brutal cuando la sequía en Estados Unidos hacía presagiar una cosecha de cereales menor, los más pobres reducen su consumo: «No solo menos comidas, también menos diversificadas», explica.
Para De Schutter, «esta amenaza no se ve bastante como una prioridad, y lo es».
El África subsahariana, confrontada a severas inclemencias climáticas, sigue siendo la más afectada por el hambre, y la proporción de personas hambrientas ha ido en aumento cuando bajaba en otras partes, en Asia, América Latina y Oceanía.
La proporción de las inversiones agrícolas en el mundo ha caído en veinte años para pasar «de un 20% de la ayuda total en los ochenta a un 4% hoy en día», señala Luc Guyau, presidente independiente del Consejo de la FAO, para quien la labor esencial de la organización debe ser aplicar políticas agrícolas para favorecer a los productores.
(Fuente: Agencia de Noticias AFP)