Por Juan Alberto Lecaros Urzúa y Rodrigo del Canto Huerta
Observatorio de Bioética y Derecho – Universidad del Desarrollo
En mayo de este año, la presidenta Bachelet anunció la agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento que tiene como objetivo sustentar el desarrollo de nuestra economía, transformándola de una basada en productos naturales y commodities, a una que aspira a generar nuevas opciones de desarrollo, basadas en el conocimiento y la innovación.
Si bien en este ámbito se han venido realizando diversos esfuerzos, los resultados aún no permiten asegurar que vayamos por buen camino. En materia de investigación e innovación en el ámbito de la biomedicina, se aprecia un aumento significativo de la cantidad de publicaciones provenientes principalmente de universidades, públicas y privadas, lo que permite que se comiencen a establecer en Chile instituciones de clase mundial dedicadas a la investigación en este ámbito, como los cuatro Centros Científicos y Tecnológicos de Excelencia apoyados por el Programa de Investigación Asociativa, de CONICYT, en el marco del Tercer Concurso Nacional de Financiamiento Basal para Centros Científicos y Tecnológicos de Excelencia 2013, que recibieron $21.500M.
Adicionalmente, cinco universidades chilenas que participaron en los concursos de innovación basada en ciencias del MINEDUC, y se adjudicaron igual cantidad de Programas de Mejoramiento Institucional (PMI), actualmente están enfocadas en generar nuevos productos y servicios que contribuyan a la salud y bienestar de los chilenos, proyectando sus resultados a nivel internacional. En este sentido, en la convocatoria para el año 2014 el MINEDUC planteó como objetivo general aumentar significativamente la innovación basada en la producción científica de las universidades chilenas y lograr su competitividad internacional en los ámbitos en que ello sea factible, advirtiendo claramente que con ello se facilita nuestro desarrollo económico y social.
En todo caso, si no existe un marco jurídico acorde a los desafíos que se ha impuesto Chile en materia de innovación en salud, los avances que se puedan alcanzar en desarrollo de productos y servicios para resolver los problemas de nuestra población y la de otros países con similares características podrían verse amenazados en su implementación y transferencia al mercado.
Por ello, desde el Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad del Desarrollo nos hemos propuesto avanzar en la construcción y perfeccionamiento del bioderecho, para lo cual hemos estado convocando a distintos actores: universidades, centros de investigación, instituciones públicas y privadas con competencia e intereses en el tema, con el fin de proponer a las autoridades del Ministerio de Salud, las regulaciones que se requieren para el desarrollo de investigación científica de frontera, por cuanto no queremos que este tema se quede en una prioridad incompatible con el avance tecnológico.
Es necesario que el país logre dar un salto en este ámbito, no sólo para que la investigación científica se desarrolle en un ecosistema de innovación en salud que garantice el cumplimiento de estándares internacionales de calidad, sino que también para que nuestras instituciones estén preparadas para adoptar e implementar, en un marco jurídico ad hoc, tecnologías que resolverán los problemas de salud de nuestra población y que a su vez faciliten su internacionalización, desmarcándonos del commoditie tag asociado tradicionalmente a nuestro país.
En tal contexto creemos necesario avanzar en la regulación de materias como el uso de muestras biológicas con fines de investigación genética; la constitución de Biobancos con fines diagnósticos y de investigación; la investigación sobre el uso y aplicación de células madre con fines de tratamiento; la regulación de ensayos clínicos con productos biológicos, entre otras.
En suma, los desafíos regulatorios son grandes, y se requerirá el trabajo coordinado de todos los actores involucrados, del ámbito público y privado, con el objeto que las voluntades políticas converjan en el sentido que la innovación basada en ciencia requiere para posicionar a Chile en el concierto internacional de la investigación aplicada.