Casada con un médico urólogo y madre de 3 hijos, la vida de la doctora Marcela Castillo se mueve entre varias aristas. Es docente, vicedecana, doctora, políglota, fanática del fútbol y, además, sueña con lograr mejorías para las personas con autismo en Chile.
La doctora Marcela Castillo llegó hace 8 años a la Facultad de Medicina y su vocación por el rubro es evidente: es directora del Programa de Simulación del Centro de Desarrollo Educacional (CDE), docente de pregrado del ramo Otorrinolaringología, participa en Programa Puente, prepara a los alumnos para el examen Médico Nacional y, además, realiza talleres de simulación para docentes. Como si fuera poco, hace un mes asumió como vicedecana de Postgrado y Educación Continua de Medicina.
“El vicedecanato es un gran desafío para mí. Siempre trabajé ligada al pregrado y ahora estar vinculada con la formación de especialistas para Chile, tanto en medicina como en otras carreras, es súper desafiante. Creo que mi reto es hacerlo más conocido y de excelente nivel”, señala.
En su vida personal, la doctora Castillo es la mayor de 4 hermanos y hace 13 años que está casada con el doctor Mario Fernández, quien también trabaja en la Facultad de Medicina, en el área de investigación. “Lo conocí cuando entré a la universidad, en aquel tiempo él era mi padrino”, dice. Actualmente, tienen 3 hijos: Benjamín, Felipe y Mario.
En el colegio descubrió su vocación de servicio, por lo que ingresó a estudiar Medicina a la Pontificia Universidad Católica de Chile, realizando su especialidad en Otorrinolaringología. Aunque reconoce -entre risas- que sus colegas de ese entonces se reían de ella, ya que siempre le gustaron varias cosas a la vez y no se dedicó sólo a su especialidad, sino que también a la educación médica y al autismo.
“Probablemente si me hubiera quedado sólo en otorrinolaringología, sería más especialista en una cosa, pero trato de mantenerme actualizada también en el área de médico general. Me gusta saber de todos los temas. Siempre me estoy informando y especializando de una u otra manera”.
La profesora tiene un vínculo especial con sus pacientes y una máxima dedicación por las personas con autismo, condición que presenta su hijo mayor. “Tener un niño con necesidades especiales exige dar lo mejor de uno mismo, día a día. Mi hijo es lo mejor que me ha pasado. Sé que tiene muchas dificultades en distintas áreas, pero nosotros como familia siempre estamos buscando sus fortalezas e intentamos planificar nuestra vida en función que él no vea todas las diferencias que padece, sino que se vea como una persona neurotípica”, explica. De hecho, uno de sus anhelos es poder conseguir mejores leyes. “Me encantaría poder hacer muchas cosas por el autismo en Chile. Me refiero a más apoyo en el ámbito educacional, que tengan más oportunidades, que se acepte la diversidad”.
Sus tiempos libres los aprovecha en familia. Desde pequeña su padre la llevaba al estadio a ver a la Universidad Católica (era el precio por ser la hermana mayor), hábito que permanece hasta el día de hoy. La diferencia es que ahora van todos juntos o se juntan los fines de semana a verlos por televisión. “Somos todos súper fanáticos, vemos partidos de muchos equipos y mis hijos disfrutan mucho. Lo entretenido es que cuando viajamos fuera de Chile, no podemos no conocer el estadio del país en el que estemos”.
Comentario aparte, la doctora Castillo habla 4 idiomas: español, inglés, francés y un poco de alemán.