Para cualquier persona, el sólo hecho de pensar en trabajar en el área de urgencia de una clínica implica estrés, colapso e incertidumbre. Sin embargo, para el doctor Rodrigo Rosas, director del Programa especialidad médica en medicina de urgencia de la Facultad y jefe del Servicio de Urgencia General de Clínica Alemana, el panorama es totalmente distinto.
“A diferencia de otras especialidades médicas, el trabajo diario de un urgenciólogo –como su nombre lo dice- es atender urgencias. Nos formamos y estamos preparados para eso, así que no nos pillan desprevenidos. Si bien es una carga de trabajo no menor, a medida que uno se forma y va incorporado lo que hay que hacer no es un estrés, sino una entretención”, indica el doctor Rosas.
En este contexto, el doctor Rodrigo Rosas agrega que la beca de urgencia tiene varias particularidades respecto a otras especialidades: es desafiante, ningún día es igual a otro y no se puede controlar el tipo de demandas ni permanecer en el tiempo con los pacientes. Además, es una beca que la toman muchas mujeres, ya que el sistema de turnos deja tiempo para realizar otro tipo de actividades.
En Chile, la beca de medicina de urgencia es prácticamente nueva. De hecho, cuando el doctor Rosas postuló en 1998 a la Universidad de Chile (la única entidad que daba esta beca), recién estaba saliendo la primera promoción. Tuvo sólo un compañero de beca que duró 3 meses, así que fue el único de urgencia ese año. Tiempo después, cuando asumió Sebastián Piñera, hubo un cambio de política de estado, acreditaron la beca en falencia y fomentaron que se impartiera. El resultado es que hoy hay más de 100 becados formándose.
En la Facultad de Medicina Clínica Alemana Universidad del Desarrollo la beca partió en 2011, cuando Rosas -junto a otros seis urgenciólogos- llegó a Clínica Alemana a desarrollar este proyecto basado en medicina de urgencia. Actualmente hay dos promociones de egresados, quienes apoyan la gestión de urgencias en la clínica.
“Al ser una institución joven y vanguardista, la UDD no me ha puesto obstáculos al momento de hacer cosas nuevas, lo que nos permite avanzar en muchos aspectos. Por otro lado, la clínica me ha permitido avanzar profesionalmente en diversas áreas: docencia, asistencia en la urgencia y desarrollo de otras cosas como es el sistema rescate de las ambulancias. Por ejemplo, en el helicóptero se puede armar hasta una UCI para pacientes graves; el año pasado partimos trabajando con el sistema de ECMO (respiración y pulmón artificial); y además estamos enfocándonos en mejorar cosas en gestión de urgencias”, indica Rosas.
La originalidad de Rodrigo Rosas no está sólo en su vida laboral, sino también personal: nació y se crió en el ex campamento minero de Chuquicamata, hoy convertido en una “gran montaña de extracciones mineras”. Una vez terminado el colegio, se vino a la Universidad de Chile a cursar sus estudios de medicina. Está separado y tiene dos hijas: Bárbara (14) y Fernanda (11), ambas muy buenas alumnas y con quienes va al cine y sale a andar en bicicleta los fines de semana.