Mariana Jadue tiene 29 años, egresó el 2013 de la carrera de medicina y desde ese momento supo que quería hacer docencia. Eligió perfeccionarse en un área poco convencional que le ha traído frutos, hoy es acreedora del premio a mejor docente clínico de medicina 2017 que, según indica, ha reforzado su confianza y la idea de que este camino es el correcto.
Esta profesional de la salud egresó, viajó por el mundo y volvió a trabajar como tutor clínico de tercer año en el ramo de Introducción a la Semiología de la Facultad de Medicina. Al mismo tiempo, comenzó a desempeñarse en la atención primaria de una ONG, primero como médico general de adultos y después de un año como jefa del Programa de Salud Cardiovascular, “fue un gran desafío porque fue trabajo de gestión además de lo clínico. Desde ver presupuesto y personal hasta programas y vinculación con los servicios de salud. Un desafío personal en el que sentí que desarrollé muchas habilidades”, dice.
El 2015 postuló a un diplomado en educación médica y aumentó su participación en cursos de la UDD, hoy coordina “orientación a la práctica de la medicina”, junto a un curso piloto que es parte del área de “destreza de comunicación del pensamiento”, siendo una de las encargadas de implementarlo por primera vez en la Facultad de Medicina. También participa en el Centro de Desarrollo Educacional haciendo “docencia a docentes” a través de un programa de capacitación para tutores clínicos de tercer año, además de instruir a los alumnos que realizan ayudantías.
Este año, Mariana ganó el premio a mejor docente clínico de medicina, galardón que entregan los propios alumnos a través de la encuesta docente que se realiza cada año y que reforzó la idea de continuar en esta dirección. “Me costó asumir, empoderarme y entender que no sólo el lado clínico es un camino válido y exigente académicamente y en el que hay mucho por recorrer. Sentir que hay excelentes ´profesores, con una gran carrera al lado y que tú, con esfuerzo, puedes ir en ese mismo camino, fue súper motivante y bonito”, cuenta.
En términos más personales Jadue tiene una pyme en la industria de las flores, «La Petunia» es el nombre de la floristería a la que dedica parte de su tiempo y en donde desarrolla su lado creativo. “Es mi otro yo, me encanta tener este alter ego que no tiene nada que ver con la ciencia, la medicina, con lo objetivo y que es una cosa totalmente artística y mía”, finaliza.