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COVID-19: cómo actúa el coronavirus que continúa su avance por el mundo y qué medidas se deben tomar para detener su expansión

Al 25 de febrero de 2020, eran 80 mil casos del coronavirus COVID-19, que continúa su avance por el mundo.

Si bien la gran parte de infectados se encuentran en China, ya son varios los países afectados, llegando incluso a Europa y América del Sur, lo que preocupa aún más a las autoridades de salud mundiales, en cuanto a las medidas que deben tomarse para detener este rápido avance y a la preparación de los sistemas de salud para enfrentar una inminente pandemia.

En este contexto, el Dr. Pablo Vial, director del Instituto de Ciencias e Innovación en Medicina de la Facultad de Medicina Clínica Alemana Universidad del Desarrollo, entrega información relevante sobre la expansión del COVID-19 y los aspectos epidemiológicos que se deben considerar, además de explicar cómo actúa, formas de transmisión, síntomas y grupos más afectados.

¿Cuál es la situación actual del coronavirus?

Hoy día sabemos que, globalmente, hay más de 80 mil casos. En un momento, la tasa de aumento iba de mil a dos mil casos por día en China, situación que se ha estabilizado, bajando al orden de los 500 en el área de mayor incidencia (Wuhan). El número de muertos asciende a 2.600, lo que se traduce en un 2,6% de letalidad. En un análisis de los primeros 70 mil casos, se mostró que, en el grupo de 60 a 69 años, la letalidad es del 3,6%; de los 70 a 80 años, es de un 8%; y en mayores de 80, la mortalidad llega al 15%.

Cuando analizamos estas cifras, vemos que hay componentes importantes cuando uno decide si se le da importancia a alguna infección:

  1.  ¿Es altamente transmisible? En este caso se ha demostrado que sí.
  2.  ¿Puede causar enfermedad grave y mortalidad? Sí. Es más, esa mortalidad puede llegar al 15% en ciertos grupos.
  3.  ¿Hay distribución mundial? Y sí. Llegamos a un momento en que esto ya está sucediendo, lo que muestra que se transformó en un problema serio.

Con esta información, ¿cómo los países manejan entonces este virus y su expansión?

Con estas cifras y datos hay que distinguir dos situaciones. Por un lado, está el riesgo personal, que se maneja de manera bien específica. Para entender ocupemos el ejemplo de Chile. Acá no hay casos, por lo que el riesgo personal es cero. Sabemos que hay casos en seguimiento, pero no es lo mismo que estar en China o en el sudeste asiático, donde hay un alto número de infectados, por lo que la chance de encontrarse con enfermos, es más. Es decir, las medidas que se toman deben ser proporcionales al riesgo personal.

Por otro lado, está el riesgo poblacional. Acá sabemos que hay que evitar que el virus entre a una comunidad. Para esto, hay que detectar personas que hayan estado en zonas de riesgo, hacer una evaluación de cuánto tiempo ha pasado, ponerlas en observación o cuarentena, dependiendo del riesgo. Por ejemplo, si una persona viene de Wuhan, lo correcto sería que quedara en cuarentena. Si viene de un país con menos casos, bastaría sólo con dejarlo en observación.

Si el virus ya ingresó, si se diagnostica un caso, hay que contener, para evitar que el virus continúe su expansión. Cuando ya se escapa de las manos y hay transmisión en la propia población, sin que hayan viajado o con contactos de riesgo, se está frente a una situación compleja y correspondería tomar medidas masivas que eviten la propagación en esa comunidad (como ya se hizo en China y se está haciendo en Italia): suspender clases, evitar el uso de locomoción colectiva, suspender eventos con muchas personas, etc. En el fondo, todo debe estar orientado a parar el avance del virus.

Esto puede tener importantes efectos. En primer lugar, el primer sistema que se ve seriamente comprometido ante una transmisión en la comunidad es el de salud, pues lo pone en una tensión importante. Hay que diagnosticar casos, los contactos, aislar a estos contactos, eventualmente ponerlos en cuarentena, hacer seguimiento, ya sabemos que un 15% de los infectados evoluciona en forma severa, por lo que es posible que requieran imágenes, hospitalización, etc. Es decir, se requiere un gran esfuerzo del sistema de salud, poniéndolo a prueba.

Segundo, este virus ha demostrado ser bastante transmisible al personal de salud, lo que puede repercutir en equipos asustados, que deben tomar precauciones importantes, en mayor riesgo por esta en contacto con un mayor número de casos. Si muchos integrantes de los equipos de salud se ven comprometidos, puede haber altas tasas de ausentismo, lo que comprometería el sistema de salud.

¿Qué podría suceder entonces? Un mayor número de casos serán identificados los próximos días y podrían aparecer los primeros en Chile. Si se llegara a producir una transmisión diseminada, se traduciría en un número importante de personas que requieren atención médica al mismo tiempo y hospitalizaciones, por lo que los sistemas de salud podrían verse sobrepasados; los colegios, jardines infantiles, lugares de trabajo y de reunión masiva pueden sufrir ausentismo o suspender sus actividades, como ha sucedido en Italia. Otra infraestructura crítica también puede ser afectada, como carabineros, los bomberos, el transporte, la industria.

Pero es el panorama de lo que podría pasar. Hoy, estamos en una etapa de tratar que no entre a nuestro país, identificando posibles casos y sospechas, sus contactos, etc.

¿Qué se sabe sobre cómo se comporta el COVID-19?

La tasa de mortalidad a nivel global es de un 2,6%, es mayor en hombres, mucho más alta en personas mayores de 70 años (8%), con un 15% por sobre los 80 años. El 80% de los casos presenta una enfermedad moderada, el 13% grave y un 5% crítica. La recuperación es de dos semanas en casos moderados y de tres a seis para los casos más complicados.

El período de incubación no ha podido ser determinado con exactitud, aunque de los casos que se han ido reportando, en su mayoría, es relativamente corto. La transmisión se hace evidente, tanto por síntomas como por detección del virus, entre los días tres y seis de haber estado en contacto de riesgo.

El problema con el período de incubación es que, como en todas las cosas científicas y de la naturaleza, hay una variabilidad. Éste va entre uno a 12,5 días, con una media de 5-6. Incluso, sabemos que hay personas que pueden tener un período de incubación mayor a 14 días, pero es ocasional. Por eso se estableció que el período por el cual una persona está en cuarentena o en observación es mayor a lo que intuimos que será realmente el período de incubación.

Sabemos, también, que el virus -en una persona infectada- se encuentra principalmente en las secreciones nasales y también faríngeas. Entonces, la transmisión directa es a través del contacto con gotículas de secreción respiratoria e indirecta por el contacto con superficies contaminadas. Los principales síntomas son fiebre y neumonía en los casos más complicados.

Se trataría de un virus más transmisible cuando aún hay pocos síntomas. Incluso, puede haber contagio durante el pródromo, pero al parecer no es tan relevante en el proceso. Sin embargo, una vez que los presenta, puede transmitir por nueve días posterior a esto. Por esta razón, el periodo de contagiosidad aún es incierto.

Otro dato importante, y que no es explicable fácilmente, es que es una infección rara en niños y muy poco letal. De acuerdo a las cifras existentes, ellos parecieran contagiarse mucho menos.