La telemedicina es un tema que se viene impulsando hace mucho tiempo en el país, pero que ha tomado aún más relevancia con la pandemia. De hecho, muchos prestadores de salud -ya sea instituciones, hospitales, clínicas y los profesionales de la salud-, han tenido rápidamente que convertirse hacia la telemedicina, dado que permite equidad en el acceso a los servicios de salud, trabajo colaborativo entre equipos de profesionales clínicos, mejorar la eficiencia de los servicios de salud, entre otros beneficios.
Chile ya cuenta con diversos proyectos en Salud Digital impulsados por universidades, como es el caso de los “Fundamentos para los Lineamientos para el desarrollo de la Telemedicina y Telesalud en Chile”, mandatado por el Ministerio de Salud y elaborado por la Universidad del Desarrollo, la Universidad de Concepción y la UC Davis en Chile. Proyecto que proporciona un conjunto de principios para llevar a cabo prestaciones de salud a la distancia dentro de un marco de seguridad y calidad.
Uno de los impulsores de este proyecto es Maurizio Mattoli, director del Centro de Informática Biomédica del Instituto de Ciencias e Innovación en Medicina (ICIM) de la Facultad de Medicina Clínica Alemana Universidad del Desarrollo, para quien esto ha significado una transformación que denomina “conversión a lo digital”.
“La Telemedicina se puede desarrollar en la medida que el sistema de salud permita financiarla. Hoy en Chile hay siete nuevos códigos FONASA de facturación específicos para la modalidad telemédica, que involucran consultas en las especialidades de dermatología, endocrinología, diabetología, nefrología, neurología, geriatría y psiquiatría. Por el momento –y exclusivamente para el período crisis covid-19- se han autorizado otros 46 códigos de prestaciones ya existentes, para que puedan ser realizadas en modalidad telemédica, los que involucran también otras especialidades: psicología, fonoaudiología, nutricionista, traumatología, neurología pediátrica y kinesiología”, señaló el director del Centro de Informática Biomédica UDD.
Sin embargo, Mattoli indicó que la telemedicina no está limitada a unas pocas especialidades o patologías de salud, ya que prácticamente todas las actividades médicas tienen la posibilidad de un complemento telemédico, de tal forma que no sólo hay que ampliar las prestaciones y especialidades, sino que además esto debiera volverse algo permanente, más allá del período de la pandemia.
En este contexto, Maurizio Mattoli responde algunas preguntas que permiten clarificar qué falta en la Telemedicina de Chile para que llegue a funcionar óptimamente, cómo se compara Chile respecto a otras partes del mundo.
¿Qué le falta a la Telemedicina de Chile para que llegue a funcionar correctamente?
Chile tiene una significativa experiencia en varias áreas de aplicación de la telemedicina, sin embargo faltan esencialmente dos cosas: resolver la brecha normativa que tenemos en materia, sobre todo desde el punto de vista del reconocimiento de las prestaciones en modalidad telemédica, el aseguramiento de la calidad y su correspondiente pago o reembolso; y una mayor difusión del conocimiento sobre cómo se puede utilizar concretamente la modalidad telemédica para complementar y potenciar la atención de pacientes y resolver problemas de salud, transición que debe ser tanto a través de universidades como de asociaciones científicas de cada disciplina y especialidad. Esto pues, aunque muchos no lo sepan, la telemedicina tiene un rol que jugar en cada una de las profesiones y especialidades de la salud en las diferentes etapas del cuidado de pacientes. Se requiere que los equipos de salud que ya “testearon” y probaron una atención telemédica segura y efectiva en determinados contextos, transmitan al resto de los equipos ese conocimiento.
Según lo expuesto, ¿Cómo se compara la Telemedicina de Chile respecto a otros países?
Si bien cada país se encuentra en distintas etapas en el desarrollo de la telemedicina, muchos han reaccionado de manera muy parecida a Chile. De alguna manera, hay varios que bajaron algunos de los requisitos para este periodo de crisis covid-19, conscientes que no era posible imaginarse prestaciones de salud todas presenciales. Por ejemplo, Estados Unidos bajó la barrera al uso de ciertas tecnologías y esto ha representado un aumento de la cantidad de prestaciones en modalidad tele. Sin duda es una necesidad en este momento.
A nivel tecnológico, ¿Chile está bien posicionado para la Telemedicina?
Muchos siguen pensando que la telemedicina es un tema principalmente tecnológico o que allí estaría el desafío más grande, pero no es así. Si bien hay factores habilitantes (telecomunicaciones, dispositivos, software etc.) que implican tecnología y sin los cuales no se puede ni siquiera entrar a conversar, buena parte de la tecnología existe desde hace tiempo. El desafío más grande tiene que ver con la parte organizacional y humana… finalmente es un tema de procesos, protocolos y flujos de trabajo, que proporcionan una forma de entrega de cuidados de la salud.
Por definición implica siempre un rediseño de los procesos y para que Chile pueda alcanzar un buen nivel, tanto profesionales de la salud como legisladores, reguladores, gestores y administradores tienen que formarse, actualizarse y gestionar adecuadamente el cambio. La tecnología es sólo un medio y está disponible, está esperando que hagamos “click” y decidamos utilizarla de manera óptima, o al menos, racional y responsable.
¿Es importante la formación detallada en telemedicina para los universitarios?
Sí, muy importante. Los estudiantes de las carreras de la salud deben formarse para poder ejercer adecuadamente su profesión, no hacerlo sería quedarse atrás. Hemos visto como países europeos y americanos han creado cientos de webinars desde sus asociaciones médicas. Que éstas muestren a sus colegas cómo utilizan la telemedicina para atender a sus pacientes es una de las buenas formas para transmitir el conocimiento entre quienes hoy día ya ejercen la profesión. Esto demostraría que la telemedicina tiene un rol que jugar, incluso en situaciones donde pareciera que todo depende de un examen físico. Esto obliga obviamente también y sobre todo las universidades a actualizar continuamente sus planes formativos con lo que es una realidad, no del futuro, sino que ya del presente.
¿Cómo está aportando la UDD a la formación de los alumnos en Telemedicina?
Estamos haciendo varias cosas que van en apoyo a lo que se necesita para la contingencia. Estamos formando equipos de profesionales de la salud para que adopten esta nueva modalidad telemédica. También estamos colaborando con el diseño de algunos nuevos cursos de pregrado (carreras de la salud), unos de los cuales tiene que ver con la introducción a la Informática Biomédica. Asimismo, estamos colaborando con nuestros conocimientos en la introducción de un curso desarrollado por las carreras de Nutrición y Dietética, Enfermería y Terapia Ocupacional, para todas las carreras de la salud.
¿Cómo visualiza la telemedicina postpandemia?
A pesar de todo lo malo que estamos viviendo, la crisis covid-19 ha puesto en evidencia el rol que puede jugar la telemedicina y es una oportunidad para que podamos repensar las formas que tenemos hoy de entrega de cuidados de la salud, para poder explotar al máximo esta opción digital, entendiendo que esta modalidad es algo complementario y no tiene la pretensión de reemplazar el cuidado presencial.