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Teatro y Salud con Alejandra Rubio

Alejandra Rubio es actriz y ha desarrollado su vida profesional en torno a las personas, la pedagogía y el servicio. Este año celebra el aniversario número 10 como directora del Programa de Pacientes Entrenados PROPAE de la Facultad de Medicina Clínica Alemana Universidad del Desarrollo. En esta entrevista revisamos con ella algunos de sus distintos roles, mientras prepara el casting del elenco de Antígona, la nueva obra de la Compañía de TeatroSoma que montará este mes de octubre.

Por Mikaela Appelt y Macarena Barros.

Estudió teatro en la Universidad Católica. Está casada y es mamá de un hijo (estudiante de derecho de la PUC). Le encantan los clásicos y las tragedias griegas. Desde estudiante fueron estos roles los que interpretó. Su gran referente y maestra es su madre, quien falleció el año pasado y con quien mantiene una conexión especial. Coordina el Programa de Pacientes Entrenados PROPAE, con más de 150 actores que cada semana simulan diferentes situaciones y enfermedades para los aprendizajes de estudiantes de las nueve carreras de la salud.

También mantiene varias horas de docencia y talleres de corporalidad, con intervenciones humanísticas en distintas carreras de la salud y campus clínicos. Como “Gordos” que realizó hace unos días para tercer año de Nutrición y Dietética. Por último, es directora de la compañía de TeatroSoma, que aglutina desde el 2015 a docentes y estudiantes de las carreras de la salud, para representar una obra en cada cierre de año. En estos momentos, de hecho, está preparando el texto de Antígona, obra que será dirigida por ella junto a Beatriz Yáñez, también actriz de la PUC, para docentes y estudiantes de la Facultad de Medicina Clínica Alemana UDD el próximo octubre, en la segunda versión del Festival de las Humanidades Médicas.

Esto y más es Alejandra Rubio, una de las integrantes del equipo del Vicedecanato de Desarrollo de la Facultad de Medicina.

¿Cómo te definirías?, Alejandra.

Yo creo que me defino como una mujer a la que la moviliza mucho el factor humano, el factor social. Yo diría que lo he buscado en todas las cosas que he hecho, y por eso mismo creo que estoy acá.

¿Algún actor o actriz que tengas de referente?  

Más que actores, me llaman la atención ciertos papeles o roles. Me encantó Ingrid Bergman en Casa Blanca o Shira Haas de Poco Ortodoxa, por ejemplo.

¿Obras literarias que te han marcado?

Me gustan los clásicos, las tragedias griegas. También el teatro de García Lorca, los cuentos de Oscar Wilde. Son referentes que te dejan una estampa.

¿Siempre te gustó la actuación?

No, no fue fácil. No sabía si estudiar una carrera biológica, porque me gustaba mucho la biología, o servicio social. Me movilizaban las carreras como Terapia Ocupacional, Psicología, Teatro. Lo que me hizo decidirme por la actuación fue el trabajo en equipo que existe en el mundo del teatro.

¿Qué te llevó a elegir la docencia?

Te diría que la dirección teatral fue la que me hizo enamorarme de la pedagogía. La docencia nace desde mi experiencia de ser directora de dos proyectos paralelos. Por una parte, el taller de teatro vocacional, que durante 14 años dirigí en la Pontificia Universidad Católica, con alumnos de distintas carreras. Por otro lado, el teatro con personas ciegas, que conduje durante 13 años. Descubrí que me gustaba ser instrumento, una facilitadora para el despliegue de las personas.

¿Qué conexión crees que existe entre medicina y actuación?  

Creo que el factor humano es lo que los une. Es la comunión, es el bienestar, es la salud integral de las personas, una felicidad que se produce al sentirse bien contigo misma. Lo biomédico te ayuda para tu salud, para que tu cuerpo esté sano y esté bien, pero la corporalidad es la integración. El teatro, las artes, te dan esa luz, ese soporte de creatividad. El ser humano nace creativo y muere creativo.

TEATROSOMA

¿Cuándo nace la compañía Teatro Soma?

Nace como tal el 2015, tras la obra Pieles. Surge de la iniciativa del doctor Glasinovic que escribió esta obra en sus tiempos libres y nos preguntó si nos tincaba hacerla. Con Carla Benaglio tomamos la obra y armamos un grupo con médicos y estudiantes. Fue financiada por el AMCA (Asociación de Médicos de Clínica Alemana) y gracias a ellos hicimos un montaje de gran calidad. A partir de entonces, comienzan las ganas por formar una compañía permanente en nuestra universidad.

¿Y luego vino Pinocchio, cierto? ¿Cuál fue el mayor desafío de esa obra?

Primero llevamos el año 2016 al escenario “Un cuento de Navidad”, de Charles Dickens. La repetimos al año siguiente y se formó un grupo entusiasta de docentes, colaboradores, sus hijos y por supuesto, estudiantes de la Facultad. Le dimos un nombre a este grupo. Así nació la compañía con el nombre TeatroSoma. Pinocchio fue al año siguiente y tuvimos como invitados a hijos e hijas de docentes de nuestra facultad. Fue un cambio en la dinámica, detrás de bambalinas había un gran revuelo y un alegre alboroto por lo que nos acompañó desde ese montaje la actriz Beatriz Yáñez. Además, fue una linda experiencia hacer giras al hospital Padre Hurtado y al centro cultural de La Granja.

Y ¿cómo fue El Principito?

Pensamos que esa obra iba a quedar suspendida producto del estallido social, ya que nos cortó por la mitad ensayos y estreno. El grupo estaba compuesto por muchos chicos ya egresados de medicina y ellos trataron de seguir ensayando para presentarla, pero luego vino la pandemia. Tuvimos que transformarla. Fue un gran desafío que nos llevó a la virtualidad, y nos hizo hacer una obra animada y quedamos todos muy satisfechos con el resultado. La estrenamos en octubre pasado para el primer Festival de las Humanidades Médicas, puede aún verse en línea a través de UDDTV (https://uddtv.udd.cl/video/el-principito/)

¿Qué puedes decirnos de Antígona, la obra que están preparando para este octubre? ¿Cuál es el desafío de este año?

Antígona es una obra que pone a la mujer en un plano de significativa fortaleza al defender el digno entierro de los muertos como un derecho inalienable. Hacer teatro griego es un desafío siempre. Son textos de una gran intensidad dramática. Los personajes tienen un peso simbólico fuerte. Queremos que este montaje invite a la reflexión acerca de cómo construimos nuestra realidad en base a nuestras decisiones y su incidencia personal y colectiva. Nuestro gran desafío es contribuir al bienestar de la comunidad universitaria a través de un trabajo catártico, con miras a la esperanza.

PACIENTES ENTRENADOS

¿Cómo definirías el trabajo con los pacientes entrenados?

Estamos al servicio de los objetivos docentes, instrumentamos nuestro oficio para el bien de todos. Ojalá podamos llegar al más vulnerable, hasta el más pobre, porque nosotros somos los que representamos a los pacientes. Nosotros somos el cuerpo y el alma del paciente. Somos objeto de estudio y sujeto de cuidado para los estudiantes.

¿Este tipo de unidades existe en otras facultades de medicina de Chile o en el mundo

Esto lo empezamos en la Escuela de Medicina U.C. en 1995. Fuimos los primeros en sistematizar en Chile este trabajo. Ese año formamos la Unidad de Pacientes Entrenados, que sigue hasta el día de hoy. En un momento tuve que irme a Buenos Aires, Argentina, y al regresar se me dio la oportunidad de iniciar el proyecto aquí en la UDD, con el mismo modelo que habíamos trabajado con la doctora Philippa Moore, quien sigue en la P.U.C. Creo que ahora no hay ninguna escuela de medicina en Chile o el mundo, que no tenga simulación con actores, sobre todo en esta condición de pandemia. Y esto me da mucha alegría, porque cuando nosotros recién empezamos era algo absolutamente insospechado, no sabíamos que esto llegaría a ser un oficio y que incluso lo incorporarían los actores como parte de sus currículos.

¿Cómo ha sido el trabajo con pacientes entrenados en pandemia?  

Lo estamos haciendo por zoom. No ha sido tema la virtualidad, salvo en el caso de los exámenes físicos claramente. Se ha requerido de un equipo docente súper abierto, flexible y creativo. Aquí hay un trabajo extraordinario. Es un servicio fenomenal y me encantaría abrirlo a otras facultades. Yo creo que en todas las escuelas se puede ensayar la vida antes de vivirla, creo que eso es muy importante, tan importante como no temerle tanto al error, sino que aprender de él.

CUIDADO Y ARTE

¿Crees que las artes facilitarían procesos de sanación o cuidado?

Claro que sí.  Yo estuve haciendo harta terapia en cuidado paliativo en Chile y en Argentina, que es la fase terminal en algunos casos o son las enfermedades amenazantes para la vida. Y es impresionante como las personas son creativas hasta el último instante y necesitan de esa creatividad para moverse, para tener una acción interna, que les conecte con la vida. Entonces, esa potencia creadora es lo que produce bienestar. El ser humano es creativo hasta su muerte.

¿Qué sueños tienes para el futuro para las tablas y las ciencias de la salud?

Desde el 18 de octubre del 2019 no hemos dejado de sorprendernos. Creo que es un llamado muy grande hacia mirar más ampliamente, sobre todo ahora en pandemia. Tenemos que ser capaces de mirar esto como una oportunidad, de ampliar el alma y el corazón. Podríamos cambiar Chile justo ahora. Podríamos transformar el clasismo que tanto daño trae. Si pudiéramos transformar a Chile en un país que tuviera una mirada de mayor atención al otro. Yo creo en eso, las humanidades, el arte y la salud son agentes que están llamados a ser instrumentos de ese cambio.