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“Un grupo pequeño que hace grandes cosas”

Testimonio de Benjamín Álvarez, estudiante en práctica Periodismo UDD

Mi práctica en el Centro de Humanidades Médicas (CHM) mezcló terreno, cultura, arte y salud de una forma inexperimentada para mí. Pensaba que “humanidades médicas” era solo medicina, como algo más bien clínico, técnico y muy ligado al estudio. No imaginé el mundo interno humano que existía detrás, ni cómo se podía ampliar la mirada hacia la sensibilidad y el encuentro con las personas. Este fue el primer golpe de realidad que me cambió la perspectiva.

Al principio todo era nuevo, rápidamente entendí que gran parte del trabajo del Centro de Humanidades Médicas consiste justamente en habitar esos espacios donde lo humano y lo técnico-profesional se cruzan, por lo que se enfatiza en eso de “humanizar la salud”.

Uno de mis primeros descubrimientos fue ver cómo un equipo tan pequeño hace para sostener proyectos que alcanzan hospitales, colegios y espacios universitarios. Por ende, ver la magnitud del impacto, frente al tamaño del equipo, fue algo que me sorprendió desde el primer día. En ese momento, nació la frase que resume y marca mi experiencia: “un grupo pequeño que hace grandes cosas”.

Mi práctica se concentró de modo presencial los días jueves, desde fines de agosto a fines de noviembre y mi trabajo fue acompañar y cubrir las actividades que ocurrían ese día, como los coloquios de humanidades y producir las notas que acercaran los temas complejos a la comunidad. Entre ellas, una de las más significativas para mí fue el coloquio “Las aves como aliadas de la salud planetaria y humana”, realizado por el médico veterinario Pablo Galdames, sobre la importancia de la biodiversidad (16 de octubre). No solo porque el equipo la valoró como una de mis mejores notas, sino porque logré conectar con un tema científico y un relato accesible para cualquiera.

En lo audiovisual encontré un espacio en donde pude aportar con fuerza. Hice el video – invitación junto a la Dra. Astrid Valenzuela para su exposición de fotografías en la 3era edición de la Semana Cultural, y luego la nota con la Dra. Liliana Jadue, Vicedecana de las Carreras de la Salud, donde contamos el éxito de la muestra que unía arte y salud. También trabajé en los videos de la presentación de bandas de estudiantes para el “Micrófono Abierto” y acompañé diversos registro del CHM, especialmente al último con TeatroSoma, quienes montaron la obra “Sueño de una noche de verano” de William Shakespeare. Estar tras bambalinas, viendo cómo se construye una obra, ensayo a ensayo, me enseñó lo que significa sostener procesos creativos al interior de un espacio universitario. Aquello lo logré plasmar en el video final junto la actriz y directora de la compañía, Alejandra Rubio, quien transmite todo el esfuerzo previo y agotamiento luego de las cinco funciones de esta temporada teatral.

Sin duda, el momento más significativo de mi pre-práctica fue acompañar a “La Ranita de Madera” en el colegio Celestín Freinet de La Pintana, donde entendí que la salud también nace y se hace en lugares donde se conversa, se juega, se escucha. Ese día sentí que mi trabajo tenía sentido, al ver a los niños jugar y disfrutar de un contenido científico completo gracias a la investigadora María Eugenia Riveros, del Centro de Fisiología Celular e Investigativa de la Facultad de Medicina UDD. Lo mismo ocurrió en el coloquio de Jorge Sanz, experto en actualidad y profesor de la Facultad de Gobierno, donde pude traducir en una nota los conflictos internacionales que expuso, para un público clínico.

Participar de las reuniones internas fue también importante, especialmente la destinada a discutir la programación del año 2026 del Centro Humanidades Médicas, donde experimenté cómo se construye una temática anual desde la participación y escuché preguntas cómo “¿Qué tipo de profesionales queremos formar?” – Lo que como alumno aún en práctica me hizo ver la anticipación con la que trabaja este centro y el compromiso que existe para pensar la formación desde la raíz. Por ende, redactar esta minuta fue una experiencia formativa que no me esperaba.

Mi paso por el Hospital Padre Hurtado dejó una huella en mí, al ver las dinámicas, las emociones, las tensiones diarias de la gente y la vida que transita por esos pasillos me hizo entender por qué es tan importante humanizar la salud. Incluso una actividad breve puede convertirse en un respiro para quienes viven situaciones complejas todos los días.

En todo este proceso, pude tener una guía cercana, humana, donde equivocarse y aprender del error fue parte de la experiencia. Sentí autonomía, confianza y espacio para proponer, eso para un estudiante es invaluable.

Entendí que mi rol como periodista tiene sentido, incluso fuera de los medios tradicionales. Esta experiencia me confirmó que el periodismo también puede narrar para sanar, para acompañar, para acercar a otros en lenguaje compresible realidades lejanas y también para abrir espacios de distensión.